Historia, ritos y efectos de los símbolos del bautismo

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El bautismo representa el más importante rito de la mayoría de las religiones, desde el punto de vista de la iniciación del devoto en la fe. Pero es en las religiones de origen cristiano donde toma una importancia mucho mayor. De tal manera que hoy hablaremos de todo lo referente a los símbolos del bautismo.

símbolos del bautismo

Los símbolos del Bautismo

Ahora veremos directamente el significado de los símbolos del bautismo.

Así que debemos entender que el bautismo, como el resto de los Sacramentos cristianos, supone la utilización de medios materiales, así como palabras y canciones. Pero también destacan gestos alegóricos y signos no orales.

Y es la unión de todos estos elementos lo que alumbra a tan maravillosa celebración, además indispensable en la vida de todo cristiano.

Pero veamos algunos de los símbolos más importantes del bautismo de esta religión:

símbolos del bautismo

El agua de inmersión

El agua, como se ha apuntado previamente, tiene la función de expiar el alma de la persona que se somete al bautismo. Limpia cuerpo y alma de cualquier seña de pecado.

Pero además, el agua es reconocida mundialmente como el símbolo de la vida por antonomasia. Esto se debe a que es el elemento que reaviva y nutre la tierra; de ella dependen sus frutos.

El crisma o aceite consagrado

Ahora veremos al aceite como símbolo del bautismo.

El crisma es un aceite perfumado y consagrado. Tiene la función de consagrar y declarar la entrada del fiel que se bautiza en la familia cristiana. Pero también es utilizado en el ritual de la Confirmación, así como en la ordenación de los sacerdotes.

No obstante en el bautismo se emplea para ungir la cabeza de quien se bautiza, en una suerte de sello que lo ofrenda a su nueva tarea. En cambio, en la Confirmación el sacerdote traza una cruz en la frente de quien se confirma, como emblema de la divinidad que se posa sobre él para trasmitirle la fuerza que requiere un ‘soldado’ de la fe.

En el caso de la ordenación de los curas, se emplea para ungir las palmas de las manos de los noveles religiosos, así como las frentes de los obispos.

Óleo de los catecúmenos

El óleo de los catecúmenos es bendecido junto con el óleo de los enfermos, por el obispo. Este ritual tiene lugar una vez al año en la misa que se oficia el jueves de la Semana Mayor. Después se entrega a cada parroquia. Pero el óleo de los catecúmenos igualmente posee importancia simbólica. De hecho, es mediante éste que se declara la autoridad del que se bautiza para luchar por la fe de su Iglesia, envestido como defensor de la cristiandad.

Por esta razón, y como curiosidad histórica, en tiempos antiguos los deportistas solían emplear el aceite para untarlo en sus brazos y piernas, previo la justa. También era empleado por los luchadores para evitar el agarre de sus contrincantes. Pero lo más importante para la fe cristiana, es que con el óleo de los catecúmenos el presbítero marca una cruz en el pecho y otra entre los omoplatos de quien se bautiza. El rito simboliza la protección en la lucha contra las tentaciones; es decir, una suerte de escudo frente al pecado.

La luz de la vela

La vela que se da a los progenitores o al padrino de quien se bautiza, representa nada menos que a Cristo, luz del mundo. Con la fe de que Él cuide y guíe a la criatura, y consienta que aquellos que la aman le acompañen en la fe. También es símbolo de la ayuda que la Iglesia tiene que facilitar a su nuevo integrante para que halle su propia luminosidad en el mundo. Entendiendo que la luz fue el primer don del Creador, su primera creación.

Ya en el Antiguo Testamento, la luz era un emblema de Fe, y con la llegada de Jesús, este emblema se ha robustecido con nuevos significados esenciales en la vida de un devoto. Jesús aseguró a sus más cercanos seguidores que Él era la auténtica luz. Mientras agregaba: «Ustedes son la luz del mundo…» (Mt 5,16).

Así que se puede resumir, que la vela bautismal simboliza la responsabilidad del cristiano de hallar la luz de la propia vida en su fe. De esta manera será al mismo tiempo la luz del mundo, mediante sus acciones.

La vestidura blanca

Ahora veremos la vestidura blanca como símbolo del bautismo.

La vestidura blanca se entrega en el rito del bautismo, como emblema de una vida nueva, la nueva dignidad que cubre el bautizado. En tiempos antiguos la criatura que iba a ser bautizada, debía ataviarse con un vestido nuevo, pero tenía que ser blanco. Esto marcaba el acto previo a su unión con el resto de fieles de la Iglesia.

El atuendo blanco representa la pureza del alma, inmaculada luego del bautismo. Así como el cambio y la transformación interior que el voto ha causado en quien lo ha recibido.

De esta manera esperamos haber aclarado tus dudas sobre cuáles son los símbolos del bautismo.

Origen de la palabra bautismo

Para ir tras la pista del origen de esta palabra y de los símbolos del bautismo, lo primero que debemos saber es que el Bautismo es el primero de los sacramentos del catolicismo. Sin él no se puede iniciar el camino del Espíritu en la fe de Cristo.

Ahora sí podemos decir que el término ‘Bautismo’ procede del griego baptisma, que traduce como inmersión. Y precisamente se trata de eso, de una inmersión en agua, pero en el agua que purifica. Pero este simbolismo del agua como elemento de purificador, se da en varias religiones y cultos de la antigüedad. Específicamente podemos citar como ejemplo, que en la fe judaica se requería efectuar lavatorios purificadores para poder tener acceso al culto.

El agua lavaba tanto el cuerpo como el alma de cualquier vicio. Así se quitaba el pecado. Con el tiempo estos actos que empleaban el vital líquido como medio de depuración, se expandieron más y más, pero asumiendo signos diversos propios de cada región. El rito de lavados y purificadores es una suerte de preámbulo al primero de los sacramentos, tal como lo conocemos en la actualidad. Aunque en el Antiguo Testamento ya las personas habían reconocido el poder salvador del agua. Se creía un instrumento de la Divina voluntad para la salvación de los justos.

Sirvan como ejemplo las historias bíblicas del Diluvio Universal y la separación de las aguas del Mar Rojo por Moisés.

El bautismo de Juan

No obstante debemos esperar hasta el acto bautismal de «el Bautista», para hallar una expresión más próxima a nuestra imagen de este sacramento. Y es que fue él, quien además de utilizar por vez primera la figura purificadora del agua, hacía que quienes lo recibían pasaran a integrar la ‘familia’ de los descendientes de Abraham. Que no era más que la gente que esperaba con entusiasmo llegada del Enviado.

En aquello lejanos tiempos, para poder ser bautizado por este santo, era menester un sincero arrepentimiento de los pecados. Y además suplicar perdón al Creador. Quienes buscaban el bautismo, debían estar conscientes de las implicaciones que tendría en sus vidas tal elección. Así pues, que desde ese instante debían cumplir con sus obligaciones religiosas hasta el final de sus días.

El propio san Juan Bautista sostiene que su bautismo sólo es temporal, una suerte de anticipo al bautismo que traerá el Hijo de Dios: un bautismo hecho con agua, mientras se espera por aquello hecho con el fuego.

El bautismo de Jesús

Y no tuvieron que esperar mucho sus fieles, pues pronto Jesús se le presentó ante el “Bautista”, para recibir el sacramento. Lo hace Jesús aceptando su propio destino. Al emerger del agua Jesús ve cómo se divide el éter para que aparezca una nívea paloma que se cierne sobre él. Al tiempo que desde el cielo surge una voz que dice «Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto».

Acto seguido el Espíritu Santo se posa sobre él, convirtiéndolo en el Cordero de Dios. Así inicia una nueva vida, con la sospecha de la muerte, la misma que le guiará a la Resurrección, algo que también se ofrece a todos los fieles que cumplan con el mandato de Dios. De tal manera que el simbolismo de la historia nos dice que el destino de una persona, y de toda la humanidad, se alcanza a las orillas del Jordán, en un acto único de humildad y obediencia, un acto destinado a cambiar todo.

símbolos del bautismo

El significado del Bautismo cristiano

No obstante los símbolos del bautismo cristiano comenzarán a llegarnos algo después. Esto es cincuenta días luego de la Resurrección de Jesús. Para ser más precisos, fue justo en el momento del descenso del Espíritu Santo sobre los primeros jerarcas de esta religión, en forma de «lenguas de fuego». Como ya el bautismo de Jesús en el Jordán marcaba el comienzo de su ministerio entre los hombres, el Pentecostés venía a representar el bautismo de con el otro elemento: el fuego. Se daba el sacramento de mano del Espíritu Divino, tal como lo había anunciado «El Bautista».

Así quedaba marcado el inicio de la misión de los Apóstoles. Pero además el largo y tortuoso camino de la Iglesia cristiana. No olvidemos que Jesús instruye en aquella oportunidad a sus más cercanos seguidores, para que salgan al mundo a convencer a los hombres que debían arrepentirse de sus malos actos.

El bautismo y el perdón

Pero también precisa que será necesario recibir el bautismo, para poder alcanzar el perdón y el don del Espíritu Santo. Y en este punto retomamos la tradición de Juan el Bautista, de donde se desprende el entendimiento de que el bautismo cristiano consta de la inmersión en agua. Aunque más recientemente se le relaciona con la aplicación de agua en la cabeza de los iniciados en la fe de Cristo.

Hay que explicar que en el primer rito, la inmersión en el agua representa la muerte del hijo de Dios. Mientras que la resurrección es simbolizada cuando el iniciado surge de las aguas. Recordemos que el pecado perece bajo el agua, tal como fallece –claro que simbólicamente- el cuerpo que está corrompido por éste.

Este acto alegórico, reforzado por la imposición de las manos del oficiante, declara la liberación de cualquier pecado. También consagra la investidura del Espíritu Santo. Sólo a partir de ese instante, el devoto se unirá a Cristo tanto en su muerte como en la resurrección y en la celebración. Ahora ha desaparecido la persona vieja, la anterior al rito. En su lugar se muestra una persona nueva, un cristiano libre de pecado e integrante digno de la Iglesia.

El ritual lo ha convertido, en todos los aspectos, en un Hijo de Dios. Ha renacido por intermedio del agua y del Espíritu. Ha sido rehabilitado por el poder del Espíritu Santo, inspirado por la luz de Cristo y rescatado de las tinieblas del pecado, que igualmente compone del nuevo pueblo de Dios.

 

El Bautismo según el de Derecho Canónico

Y siguiendo con los símbolos del bautismo, llegamos al punto referente al Derecho Canónico.

Más específicamente se trata del Código de Derecho Canónico, conjunto de normas por el que se guía la Iglesia Católica. El mismo establece para el bautismo la implementación de agua bendita y la fórmula aprobada, lo que es igual a la ceremonia o rito que se practica a tal efecto. En el caso de los bautismos para adultos (que incluye por igual a niños mayores de siete años), requiere un tiempo de catequesis. La idea es que los aspirantes al culto religioso, se preparen para asumir con entereza la vida que les espera.

Pero además, para que un adulto pueda recibir el primero de todos los sacramentos, tiene que haber expresado su voluntad de recibirlo. Aunque también debe haberse instruido tanto en la fe de la Iglesia como en sus obligaciones como cristiano. Igualmente se le evaluará si dio muestras de comportamiento cristiano en el proceso de instrucción; y se necesita su arrepentimiento de los pecados cometidos.

En tanto que en el caso del bautizo para los más chicos, se exige que sus progenitores consientan la realización del mismo. Pero igualmente se espera de ellos que se comprometan a brindarles una formación religiosa. No obstante, el referido Código establece que, en caso de posibilidad cierta de muerte, un niño puede ser bautizado aun sin el consentimiento de sus progenitores.

Sin embargo es fundamental que el bautismo sea concedido por el presbítero de la parroquia correspondiente. Sin embargo éste puede permitir a cualquier persona realizar el ritual, si el caso lo exige.

Consejos para la celebración de bautizos

Además del sentido religioso, podemos ver el bautismo -principalmente el de los niños-, como una importante oportunidad para la celebración familiar. Y es que se trata del primer gran festejo para acoger a un nuevo cristiano en la Familia. De tal manera que un evento como este debe celebrarse por todo lo alto.

Pero debes considerar que primeramente vas a requerir contactar con tu párroco, con quien deberás acordar una fecha disponible para organizar el bautizo. Y hecho esto, ahora será el momento de escoger a los padrinos, si aún no lo has hecho. Son estos quienes acompañarán al chico en este acto tan importante. Pero igualmente deberán velar por el ahijado/a durante toda su vida de cristiano, guiándole según los valores de su fe.

Tampoco olvides que para la ceremonia se estila ofrecer a los familiares y amigos invitados una comida, bien un almuerzo o bien un refrigerio, o tal vez un picnic en un espacio natural abierto. Debe ser esta una celebración alegre, conforme al sacramento que se celebra.

Sería magnífico que la fiesta mostrara al pequeño una forma alegre de ver la vida, una vida llena de esperanzas para el futuro del nuevo cristiano.

¿Qué debo regalar al bautizado?

Ya para finalizar este artículo sobre los símbolos del bautismo, abordamos un punto que seguro te está rondando la mente.

Y es que como la fecha del bautismo es uno de los días más importantes en la vida de un cristiano, es obvio que merece que un buen regalo. Y si no sabes que obsequiarle a un pequeño bautizado en su fiesta, no te preocupes que aquí te damos algunas buenas ideas.

Lo primero que debes considerar es que los obsequios para el iniciado en la fe, deben estar en consonancia con la simbología de ese día y sus intenciones. Así que deben disponer de valor material, pero más aún simbólico, al tiempo que deben ser compañeros del niño en su largo camino recién iniciado.

Van bien los obsequios útiles, tanto para el chico como para sus padres. Pudiendo estos ser carritos o sillas de paseo, o bien un juego para comida o de baño para bebé. Pero también son valederos y bien recibidos los obsequios de orden religioso. Estos representan el comienzo de un largo peregrinar religioso y espiritual.

Los regalos de este orden son las medallas consagradas, pequeñas estampas religiosas, y la muy usual estatuilla del Ángel de la Guarda. No obstante también se estila hacer obsequios costosos, como joyas con simbolismo religioso, en oro y plata.

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