Conoce la historia y significado del Vellocino de Oro

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Son muchos los misterios que esconde la mitología griega referente a criaturas sobrenaturales, siendo una de ellas que es el vellocino de oro. En este artículo te explicamos todo lo que necesitas saber sobre la historia de jasón y los argonautas en busca del vellocino de oro.

Vellocino de oro

El Vellocino de Oro

El vellocino de oro es un pasaje que se remonta a tiempos muy antiguos de la mitología griega, que consiste básicamente en la piel, también llamada vellón o zalea, del carnero alado llamado Crisómalo; dicho carnero se decía que era hijo de Poseidón y Teófane, y salvó durante años a Frixo y Hele de los celos de su madrastra Ino. Posteriormente, el carnero se convirtió en la constelación Ares, y era custodiado por un dragón.

El vellocino de oro permaneció en un roble durante muchos años, hasta que Jason logró apoderarse del mismo para poder ocupar el trono de Yolco en Tesalia.

Mitología

La historia del Vellocino de Oro generalmente se inicia cuando Atamante, el Rey griego, quiso dejar a su esposa Nefele para casarse con la princesa Ino, quien era hija de Cadmo; con su primera esposa, tenía dos hijos llamados Hele y Frixo. Desafortunadamente, la nueva esposa no quería a los hijos de Atamante y sentía celos de ellos, tanto así que planeó matarlos en secreto, ya que era una mujer muy malvada.

Para concretar sus planes, Ino se reservó todo el grano que estaba dirigido a la próxima cosecha del reino y lo tostó, generando que ese año no se obtuviese cosecha alguna. En este sentido, los campesinos acudieron al Rey atemorizados planteando la situación, ante lo cual este consultó el oráculo, que ya había sido seducido por Ino previamente, cuya respuesta fue que no se daría ninguna cosecha hasta que los hijos de Nefele se asesinaran. Esta madre en su desesperación, suplicó a los dioses por ayuda, y estos le enviaron un carnero mágico, cuyo pelaje era de oro y tenía la capacidad de volar.

Así, el animal condujo a los niños en su lomo por los aires para que pudieran escapar, lejos de territorio griego para llevarlos a un lugar seguro. Durante esta travesía, Hele cayó al mar y se ahogó, específicamente en el estrecho de Helesponto, llamado así en su honor; sin embargo, el vellocino logró llevar a Frixo hasta el sur del mar Negro, al país de la Cólquida, lugar donde los habitantes acogieron al niño.

Éste, en señal de agradecimiento hacia los habitantes, mató al carnero y les entregó su vellocino de oro. Estas personas colgaron la hermosa piel dorada en un árbol, aunque algunos plantean que fue un roble, en consagración al Dios Ares, y permaneció allí custodiado por un dragón, hasta que Jason fue por él.

Interpretaciones

Se han esgrimido múltiples interpretaciones con respecto a lo que fue el vellocino de oro, para que el mismo no sea considerado únicamente como un objeto mitológico extravagante, si no como el símbolo de un objeto o práctica de una cultura real. En este orden de ideas, en varias ocasiones se ha sugerido que esta historia significaba la llegada de la ganadería a Grecia desde el Este, o que bien se hacía alusión al trigo o al Sol.

Por otra parte, existe una interpretación que se basa en las referencias a la tela púrpura o que está teñida de púrpura. Esto se debe a que el tinte de color púrpura que se extraía de los caracoles del género Murex y de sus especies relacionadas, era sumamente costoso en los tiempos antiguos, y en tal sentido la ropa que estaba confeccionada con tela teñida con esta tinta significaba la posesión de una gran riqueza y una posición elevada; de esta alusión es que surge la relación entre el color púrpura con la realeza. Vellocino de oro Existe además otra interpretación un poco más amplia, en virtud de la cual se asocia al vellocino de oro con un método utilizado para extraer oro proveniente de los ríos y sus caudales. En este sentido, los vellocinos o zaleas de las ovejas se extendían en marcos de madera que se sumergía dentro de las corrientes de agua, y así las pepitas de oro que bajaban desde las alturas por el río eran recogidas por ellos. Posteriormente los vellocinos se colgaban de los árboles para secarse y entonces sacudirles o peinarles el oro obtenido.

Ahora bien, existen múltiples textos literarios e investigaciones que afirman que todas estas interpretaciones existentes acerca del vellocino de oro, son muy tardías y sus racionalizaciones sufren, en mayor o menor medida, de un conocimiento muy precario acerca de la cultura en la que surgió. Es tanto así que la mayoría de estas interpretaciones han sido rechazadas por la literatura arqueológica inclusive.

En aras de establecer una explicación un poco más plausible, se hace alusión a una de las primeras propuestas, es decir, que el vellocino de oro es una representación de la realeza y de la legitimidad. Es allí donde surge el viaje de Jasón en búsqueda del vellocino, en pro de restaurar el gobierno legítimo del Yolco.

Jason y el Vellocino de oro

La historia narra que en la ciudad griega de Tesalia, reinaba un hombre cruel llamado Pelias, quien le había usurpado el reino a su propietario legítimo, Esón. Este último tenía un hijo llamado Jason, quien estaba en el exilio y se dirigió a Tesalia con el objetivo de recuperar su reino. Por otra parte, en un momento clave ante el oráculo, a Pelias se le predijo que pronto iba a morir a manos de un hombre que estaba calzado con una sola sandalia.

Jason fue presentado ante Pelias, quien no pudo reprimir su miedo al notar que este hombre solo estaba calzado con una sandalia. No obstante, las intenciones de Jason no eran las de matar a Pelias, pues le dijo que podía reservar todos los bienes que obtuvo durante su reinado, el oro, el ganado y todo, a excepción del trono, pues este debía ser devuelto al linaje de su padre.

Ante esto, Pelias accedió no sin antes imponer sus condiciones; en este sentido, Jason debía llevar a Tesalia la piel del carnero de oro, el vellocino brillante de aquel mítico animal que estaba pendiendo de un roble en la Cólquida. Este astuto rey sabía que era una misión imposible, y que en la travesía Jason moriría, pues nadie podría robar el vellocino. Sin embargo, Jason accedió y aceptó el encargo, para la sorpresa de todos en el reino, y ordenó a los mensajeros de Pelias que difundieran la noticia de una gran expedición que se llevaría a cabo a lo largo del mar hacia la tierra desconocida de Cólquida, para buscar el vellocino de oro.

Así, muchos héroes griegos reconocidos atendieron al llamado, ansiando embarcarse en el Argos, el cual era el buque destinado a llevarlos por todo el Mediterráneo hasta llegar al mar enemigo, que era como conocían al mar Negro. Entre estos valientes, destacan Hércules, el hijo de Zeus, Orfeo el músico capaz de encantar a las bestias con el sonido de su lira; los grandes guerreros Cástor y Pólux, y Peleo, que llegó a ser Rey de Egina y padre de Aquiles.

Todos ellos zarparon las costas griegas y al llegar a una pequeña isla, Hércules emprendió una desesperada búsqueda por su amigo Hilas quien había sido raptado por una ninfa. En este sentido, se despidió de los argonautas y no continuó siendo parte de la tripulación.

Un tiempo más tarde al desembarcar en otra isla, un anciano que se hacía nombrar Fineo era perseguido por una jauría de Harpías, los cuales eran enormes pájaros enviados por el dios Zeus para castigar a Fineo debido a sus dotes de oráculo, lo cual le disgustaba mucho. Este anciano había tenido la revelación de que solamente le podían salvar los hijos de Boreas, el Viento del Norte, los cuales eran dos de los argonautas que con su gran rapidez podrían alcanzar y matar a las Harpías.

En este orden de ideas ambos hermanos accedieron a ayudarle, y hubiesen cumplido con matar a las Arpías de no ser por Iris, la mensajera de Zeus que prometió liberar de castigo a Fineo si detenían su cacería.

Vellocino de oro

Posteriormente y en agradecimiento a los hermanos por su ayuda, el anciano les sugirió que si querían llegar al Mar Negro era necesario que atravesaran el Simplégades, constituido por enormes piedras que funcionaban como una frontera de dicho Mar, y estaban una a cada lado del estrecho. Cuando alguna embarcación intentaba pasar entre ellas, dichas piedras entrechocan para destruirla. De esta forma les explicó que para superar este obstáculo, la única forma era liberar una paloma blanca desde la proa del barco un poco antes de llegar a las piedras.

Siguiendo sus consejos, al día siguiente los argonautas partieron de la isla donde hallaron a Fineo, con destino a las temerosas Simplégades; justo antes de llegar, liberaron a una paloma blanca desde la proa del barco, volando inmediatamente enfrente de ellos y guiandolos sanos y salvos a través de las piedras. Una vez que el barco se encontró a salvo, las piedras chocaron entre sí generando un gran estruendo, para luego separarse nuevamente y desde entonces no volvieron a moverse, por lo que se le dejó un paso a los futuros navegantes.

En este sentido, los argonautas continuaron su expedición por el Mar Negro, y llegaron finalmente a la Cólquida. La valentía demostrada por estos hombres le agradó mucho a Hera, la esposa de Zeus, quien quiso ayudarles en su aventura. Así, ella junto con Afrodita planearon enviar a Cupido a que lanzará sus flechas sobre Medea, quien era la hija del rey de la Cólquida y una hechicera poderosa. Todo ello, con el objetivo de que Medea cayera enamorada de Jason y resultará de gran ayuda para su misión.

Los Argonautas se presentaron ante el rey de la Cólquida Eetes, solicitando la entrega del vellocino de oro a cambio de cualquier servicio; sin embargo, Eetes no podía entregar aquella valiosa posesión a estos extranjeros, por lo que le impuso a Jason una tarea imposible. En este sentido, le mandó a uncir a un arado dos toros mágicos que botaba fuego por la boca, y a que labrara un campo para sembrarlo con los dientes de un dragón; de este surgiría un ejército de hombres armados a los que debía vencer ni utilizar arma alguna.

El valiente Jasón aceptó el reto, y mientras descansaba en la noche recibió un ungüento mágico que lo haría invencible, enviado por Medea con un mensajero quien, además, le indicó que si arrojaba una piedra en medio del ejército nacido de los dientes del dragón, ellos se aniquilarían entre sí. Siguiendo este consejo, Jason salió al día siguiente y cumplió con toda su misión, sorprendido de como los del ejército se mataban entre ellos.

Ante esta sorpresa, el Rey estaba muy enojada y se encerró en su ciudad indicando que nunca le entregaría el vellocino de oro. Sin embargo, Medea le prometió a Jason que los ayudaría a robar el vellocino, ante lo cual este le declaró su amor y le prometió matrimonio una vez que llegasen a Grecia. Esa noche se adentraron al bosque y Medea realizó un conjuro para dormir la monstruosa serpiente que custodiaba el vellocino de oro, momento que aprovechó Jasón para tomarlo y escapar junto a la princesa.

Luego tuvieron que huir y mientras esto acontece, eran perseguidos por un ejército liderado por Apsirto, hermano de Medea, a quien esta misma mató y lanzó al mar. Ante esta eventualidad, los argonautas lograron huir y continuar su camino hacia Grecia. Una vez allí, Medea ayudó a Jason a recuperar el trono de Tesalia y a matar al rey ilegítimo, quien durante su ausencia asesinó a los padres de Jason. Pese a todo el apoyo de la princesa, este era un ser despreciable y termino traicionándola, pues se casó con la princesa de Corinto y desterró a Medea de Grecia, junto a los dos hijos que habían engendrado.

El fin fue trágico, pues la venganza de Medea fue terrible; utilizó sus poderes para matar a la nueva esposa de Jason y posteriormente acabó con sus dos hijos. Luego, huyó en un carro tirado por dos dragones y nunca más se le vio en Tesalia, donde Jason pasó el resto de sus días con un profundo remordimiento y sumido en la locura.

El Toisón de Oro

El vellocino de oro fue elegido en el siglo XV como un símbolo para la condecoración de la Orden del Toisón de Oro. Esta es una orden de caballería que creó Felipe el Bueno, Duque de Borgoña, en el año 1430. Cabe destacar que el vellocino que pendía del collar de la nueva orden, se convirtió en la representación simbólica de Jerusalén, al igual que de Cólquida.

Esta última debía ser reconquistada por el Duque en una de las cruzadas, para llevarla de vuelta al seno de la Iglesia romana. La orden del Toisón de oro se divide en dos ramas; cada una de ellas con su gran maestre: el Rey de España y el Jefe de la casa de Habsburgo.

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