La leyenda de los volcanes ¡Popocatepetl e Iztaccihuatl!

Volcanes

Una de las fabulas de amor eterno más famosa y cautivadora de la nación mexicana, se dio entre los volcanes Popocatepetl e Iztaccihuatl, el autor de la leyenda de los volcanes quizá nunca pensó en la fama que iba alcanzar esta historia, y como los celos y la intriga pueden destruir un amor en este mundo pero convertirlos en eterno.

la leyenda de los volcanes

La leyenda de los volcanes

Popocatépetl e Iztaccíhuatl, hace referencia a los volcanes Popocatépetl "la montaña humeante" e Iztaccíhuatl "mujer blanca" en náhuatl, a veces llamada la "mujer dormida" que dominan el Valle de México y en varios mitos que explican su existencia.

La leyenda más común relata es la del romance de nahua la princesa Iztaccíhuatl y el guerrero Popocatépetl, este cuento está registrado en varias versiones diferentes, igualmente existe la leyenda de los volcanes popocatépetl e iztaccíhuatl para niños.

El padre de Iztaccíhuatl envió a Popocatépetl a la guerra en Oaxaca, prometiéndole a su hija como esposa si regresaba, el padre de Iztaccíhuatl pensó que no regresaría y por eso busco varios pretendientes para su amada hija, cuando Iztaccíhuatl se enteró de esto, se suicidó con una daga, porque sabía que Popocatépetl nunca sobreviviría en la batalla y no quería casarse con nadie más.

Cuando Popocatépetl regresa y se entera de la muerte de su amada, tomo su cuerpo y lo llevó a la cima de la montaña, esperando que el frío la despertara, pero en cambio, se congeló, las deidades los cubrieron de nieve y los transformaron en montañas, y nacen las montaña de Iztaccíhuatl se llamaba "La Mujer Dormida" porque se parece a una mujer que duerme boca arriba, Popocatépetl se convirtió en el volcán Popocatépetl, lloviendo fuego sobre la tierra con rabia ciega por la pérdida de su amada.

Los hablantes de náhuatl de Tetelcingo, Morelos, cuentan otra historia  según la cual Iztaccíhuatl era la consorte de Popo, pero Xinantécatl la quería, entonces  él y Popocatépetl se lanzaron piedras con ira, este fue el origen de las cadenas montañosas y rocosas de la división continental y el cinturón volcánico transmexicano que se localiza entre las dos montañas.

Finalmente, Popocatépetl, en un estallido de ira, arrojó un enorme trozo de hielo, decapitando el Nevado de Toluca, es por eso que el Nevado es plano, con hombros anchos pero sin cabeza, posiblemente esta leyenda conserva el recuerdo de erupciones catastróficas

Muchos años antes de que el conquistador Hernán Cortés llegara a México, los aztecas vivían en Tenochtitlán, lo que hoy se conoce como la actual Ciudad de México, el jefe de los aztecas era un célebre rey, que era amado por todos los nativos.

El emperador y su esposa, la emperatriz, estaban muy preocupados porque no tenían hijos, un día, la Emperatriz le dijo al Emperador que iba a dar a luz a un niño, Nació una niña y era tan bella como su progenitora, la llamaron Iztaccíhuatl, que en náhuatl quiere decir "dama blanca", todos los nativos querían a Izta y sus padres la prepararon para ser la reina de los aztecas, cuando creció, se enamoró de un capitán de una tribu, su nombre era Popoca.

la leyenda de los volcanes

Un día, estalla la guerra y los guerreros aztecas tuvieron que ir al sur para luchar contra el enemigo, el emperador le dijo a Popoca que tenía que traer de vuelta la cabeza del jefe enemigo, para poder casarse con su hija, luego de varios meses de lucha, un guerrero que odiaba a Popoca envió un mensaje falso al emperador.

El mensaje decía que su ejército había ganado la guerra, pero que Popoca había muerto en la batalla, el emperador estaba muy triste por la noticia, y cuando Izta escuchó no podía parar de llorar, ella se negó a salir y no comió más, pocos días después, enfermó y murió de tristeza.

Cuando el emperador se encontraba preparando el funeral de Izta, Popoca y sus guerreros llegaron victoriosos de la guerra, el emperador estaba sorprendido de ver a Popoca, y le dijo que otros guerreros habían anunciado su muerte, luego, le dijo que Izta había muerto.

Popoca estaba muy triste, tomó el cuerpo de Izta y salió de la ciudad, anduvo un largo camino hasta llegar a unas montañas donde ordenó a sus guerreros que construyeran una mesa fúnebre con flores y colocó a Izta encima, luego se arrodilló para vigilar a Izta y murió de tristeza también.

Los dioses fueron tocados por el sacrificio de Popoca y convirtieron las mesas y los cuerpos en grandes volcanes, el volcán más grande es Popocatépetl, que en náhuatl significa "montaña humeante", a veces arroja humo, lo que demuestra que todavía está vigilando a Iztaccíhuatl, que duerme a su lado.

Otra leyenda es muy parecida a la anterior, y los personajes de la leyenda de los volcanes son los mismo, algunos guerreros que no querían que Popoca estuviera con Izta, ya que a ellos les gustaba, y envió un mensaje al emperador diciendo que Popoca había muerto, Izta se puso muy triste y murió de pena.

Cuando Popoca regresó, se enteró de la muerte de Izta y se entristeció, salió de la ciudad con el cuerpo de Izta y ordenó a sus soldados que hicieran un montículo para él e Izta, y puso el cuerpo de Izta en un montículo y se subió al otro con una antorcha humeante, y permanece allí para siempre, cuidando a Izta y, con el paso del tiempo, la tierra, la nieve, las rocas y la Madre Naturaleza los cubrieron, convirtiéndolos en grandes montañas, la antorcha de Popoca todavía humea como un recordatorio de lo que sucedió.

EL poema el ídolo de los volcanes

El Iztaccíhuatl dibuja la imagen tendida de una mujer inmóvil bajo el Sol.

El Popocatépetl ondea en los siglos como un apocalíptico enfoque; y estos dos volcanes majestuosos tienen un cuento de amor, digno de ser cantado en las compilaciones de una extraordinaria canción.

Iztaccíhuatl hace muchísimos de años fue la doncella más querida a una flor, que en un pueblo de los viejos reyes
del más gentil jefe se enamoró.

El padre augustamente abrió los labios y dijese al jefe seductor que si retornaba un día con la cabeza del cacique enemigo clavada en su lanzón, encontraría listo, a un mismo tiempo, el festín de su triunfo y el lecho de su amor.

Y Popocatépetl fuése a la batalla con esta esperanza en el corazón: domó las rebeliones de las selvas porfiadas, el motín de los riscos contra su paso vencedor, la osadía despeñada de los torrentes, la acechanza de los pantanos en traición; y contra cientos y cientos de soldados, por años gallardamente combatió.

Al fin tornó a al pueblo (y con la cabeza del rey enemigo sangraba en su lanzón).

Encontró la celebración del triunfo preparado, pero no así la presencia de su amor; en vez de lecho hallo el túmulo en que su amor, dormida bajo el Sol, esperaba en su frente el beso póstumo de la boca que nunca en la vida besó.

Y Popocatépetl doblo en sus rodillas el haz de flechas, y en un solo tono, conjuró la sombra de sus orígenes contra la maldad de su impasible Dios.

Era la vida suya, muy suya, porque contra la muerte ganó, tenía el triunfo, la riqueza, el poderío, pero no tenía el amor.

Entonces hizo que muchos, muchos esclavos levantaran un gran túmulo ante el Sol amontonó diez cumbres en una escalinata como alucinación, tomó en sus brazos a la mujer querida, y el mismo sobre el túmulo la colocó; luego, encendió una antorcha, y, para siempre, quedándose en pie alumbrando el sarcófago de su dolor.

Descansa en paz, Iztaccíhuatl nunca los espacios eliminaran los contornos de tu expresión.

Vela en paz, Popocatépetl: nunca los huracanes, apagarán tu antorcha, eterna como el amor.

Otros relatos

Se pueden encontrar grandes historias en todas las culturas y se cuentan en todos los idiomas, la historia de Popocatépetl e Iztaccíhuatl es sobre los aztecas Romeo y Julieta, negaron su amor mientras vivían pero estaban destinados a pasar la eternidad juntos, ahora, como dos volcanes que establecen el telón de fondo para la Ciudad de México, Izta y Popo, como se les llama cariñosamente, son un símbolo de amor eterno.

Durante el reinado de los aztecas en el Valle de México, se impuso un sistema de tributo duro y castigador en las provincias y pueblos de los alrededores, era una de las cosas que conducirían a la ruina del Imperio azteca, pero en ese momento era una gran fuente de riqueza y trabajo para la capital, Tenochtitlan.

El gobernante local del pueblo Tlaxcala, que una vez fueron tan poderosos como los aztecas pero perdieron parte de su influencia a través de varios acuerdos astutos realizados por ellos, estaban hartos del duro sistema de tributos, el jefe local decidió que iría a la guerra contra los aztecas.

Este mandatario tenía una bella hija, la doncella Iztaccíhuatl, que se había enamorado de uno de los más grandes guerreros de la tribu, Popocatépetl, cuando Popocatepetl le pidió a su padre su mano en matrimonio, él se la ofreció con gusto, siempre que Popocatepetl regresara victorioso de la guerra.

Mientras Popocatepetl se encontraba en la guerra, uno de los celosos pretendientes de Iztaccíhuatl, Citlaltepetl, le dijo que Popocatepetl había muerto en la batalla, afligida, la encantadora Iztaccíhuatl lloró hasta que su corazón se detuvo y murió, al regresar de la batalla, encontrando a su amada muerta, Popocatepetl estaba inconsolable y deambulaba por las calles día y noche llorando por ella.

Finalmente, el guerrero Popocatépetl decidió que construiría a Itza una tumba masiva y colocaría su cuerpo encima como un homenaje a ella, él le construyó una enorme tumba y llevó su cuerpo a la cima, luego se arrodilló a su lado con una antorcha humeante para cuidarla, pasaron siglos y estuvieron cubiertos de nieve y tierra hasta convertirse en los volcanes que son hoy, con Itza en forma de mujer reclinada y Popo, un hombre arrodillado.

Se dice que el volcán aún activo, Popocatepetl, entra en erupción eventualmente porque su dolor todavía arde en lo profundo de su corazón, el amante celoso, Citlaltepetl, se convirtió en lo que ahora es el Pico de Orizaba, un volcán distante obligado a presenciar el amor eterno de Iztaccíhuatl y Popocatepetl por la eternidad.

La vista que embellece a la ciudad más grande del mundo, Ciudad de México está enaltecida por la majestuosidad de dos de los volcanes más altos de este lado del mundo, se trata del Popocatépetl y del Iztaccíhuatl.

La figura antiquísima de estos magníficos volcanes ha sido de gran importancia en las distintas cultura que los han deslumbrado y venerado, siendo la principal fuente de musa para muchas leyendas sobre su origen y creación, entre ellas las más conocidas son dos.

Una cuenta que hace ya mucho pero muchos de años, cuando el reino Azteca estaba en su máximo desarrollo y controlaba el Valle de México, como un acontecimiento normal sometían a las poblaciones vecinas, solicitándoles tributos obligatorios, fue entonces cuando el cacique de los Tlaxcaltecas, encarnado enemigos de los Aztecas, cansado de esta terrible opresión, decidió luchar por la libertad de su pueblo.

El rey tenía una hija, conocida como Iztaccíhuatl, era una doncella muy pero muy hermosa y le entrego su amor en el joven Popocatépetl, uno de los más aguerrido y valiente guerrero de su poblado, los dos se manifestaban un gran amor, por lo que antes de ir a la batalla, Popocatépetl pidió al cacique la mano de la princesa Iztaccíhuatl.

El padre acepto con mucho gusto y le aseguro que lo recibiría con una gran festividad para darle la mano de su hija si regresaba triunfador de la batalla, el valiente guerrero aceptó, se preparó para partir y guardó en su corazón la promesa de la hermosa doncella, que lo esperaría para consumar su amor, al poco tiempo, un rival de amores de Popocatépetl, celoso del amor de ambos se profesaban, le dijo a la princesa Iztaccíhuatl que su amado había muerto durante el combate.

Destruida por la desolación y sin saber que todo se trataba de una mentira, la princesa muere, tiempo después, Popocatépetl vuelve triunfante a su tribu, con la ansiedad de ver a su amada, pero a su llegada, recibió la terrible noticia sobre la muerte de la princesa Iztaccíhuatl, muy con la noticia, vagó por los caminos durante varios días y noches, hasta que decidió hacer algo para honrar a su amor y que el recuerdo de la princesa fuera eterno en la memoria de los pueblos.

Mandó construir un gran nicho frente al Sol, reuniendo diez cerros para hacer una gran montaña, y tomó entre sus brazos el cuerpo de su bella doncella, y lo llevó a la cima y lo recostó sobre la gran montaña, el guerrero le dio un beso de despedida tomó una antorcha humeante y se arrodilló frente a su amada, para velar así, su sueño eterno.

A partir de ese momento permanecen juntos, uno al lado a otro, con el pasar de los tiempos la nieve tapo sus cuerpos, transformándose en dos enormes volcanes que seguirán así hasta el final del mundo.

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