Entérate sobre las leyendas peruanas más aterradoras

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Perú, con sus villorrios en las más altas y claras cumbres, como en las profundidades de la oscura selva, ha sido escenario especial para numerosas leyendas, desde la llegada de los colonizadores. Muchas pretendían espantar al invasor, aunque siglos después aún nos preguntamos qué tanto de verdad hay en todas ellas. En esta oportunidad repasaremos algunas de estas leyendas peruanas.

Leyendas peruanas

El horrible Tunche silbón

Esta es una de las tantas leyendas peruanas que tienen su origen en las entrañas de la selva. Se cuenta que se trata de un ánima que pena entre la oscuridad de los tupidos montes. Un ánima que tiene por tarea apropiarse de las almas de las personas que osen adentrarse en sus dominios selváticos.

Las versiones señalan a El Tunche es muy sigiloso y elusivo, capaz de mimetizarse con la jungla. No obstante quienes llegan a verlo y tienen la suerte de contarlo, aseguran que se trata de una visión realmente espantosa. Es tan horrible que puede detener el corazón de su víctima en un instante, y para siempre.

No obstante su sigilo, una vez convenientemente cerca de su desprevenida y desafortunada víctima, comienza a silbar. Ese es el sonido que anuncia la llegada de la muerte. Ya en ese punto, de nada vale correr. Y es que aunque tus piernas se muevan velozmente, una vez que El Tunche ha chiflado su figura se irá haciendo cada vez más y más clara, hasta que colapses de terror ante su presencia.

Sin embargo ciertas versiones sobre este terrible espectro, dan cuenta de que algunas de sus víctimas han logrado escabullirse. No obstante la impresión es tan fuerte, que quienes logran escapar terminan perdiendo la cordura.

Pero como toda leyenda, ésta es muy rica en versiones; lo que la hace variar dependiendo de la zona. Aunque en esta oportunidad nos ocupa la versión de una de las leyendas peruanas de la selva. Así que hay otras personas que señalan que El Tunche cuenta con el don de transmutarse en cualquier animal, pero manteniendo siempre invariables sus patas de cabra.

Así culmina otra de las leyendas peruanas de terror.

El Árbol de la Lupuna

Ahora nos referiremos a otra de las leyendas peruanas más conocidas. Pero debo comenzar por explicar que la Lupuna es un gigantesco árbol, con una forma de hongo muy característica. Otra forma muy distintiva es un extraño abultamiento en la parte inferior del tronco. Y como se puede esperar de los pueblos ancestrales, esto ha estimulado siempre su imaginación.

De tal manera que antiguas tribus del Perú sostenían que dentro de este árbol gigantesco habita un espíritu. No obstante algunas versiones describen el árbol como la casa de una bruja muy perversa.

Pero a pesar de las contradicciones sobre qué o cuales espíritus o criaturas lo habitan, los testimonios coinciden en algo. Y es todas las historias señalan que el árbol reclama la vida de las mujeres que han osado irrespetar a la Lupuna. La afrenta tiene que ver con la utilización de su madera, para calentarse o para la elaboración de muebles.

Pero como si esto no fuera suficiente, se reportan casos en los que el abultado tronco de la Lupuna explota con un estruendoso sonido. Y si logras imaginarte lo espantoso que puede ser ese sonido en medio de la selva casi muda, ahora imagínate que la gran herida abierta en la panza del tronco, se cierra por sí sola, milagrosamente, para hincharse paulatinamente como antes. Pero sólo para volver a explotar más tarde con la misma fuerza.

Afortunadamente en estos tiempos modernos son muy pocas las Lupunas presentes en las zonas pobladas cercanas a la jungla. Esto se debe a que las personas que habitan esos lugares, prefieren preservar esta clase de arboledas en sus hábitats naturales. Es decir, lejos de ellos y sus familias. Más aún cuando todos tienen buenos muebles en sus hogares.

La Monja Condenada

Arequipa es ciudad más poblada y capital del Departamento de Arequipa.

Destaca por su actividad industrial, sobresaliendo la manufactura y la producción textil basada en lana de camélidos (alpaca y guanaco). Y asentada en esta región, justamente en la calle San Antonio, hay una muy vetusta casa, hoy transformada en colegio. La misma alberga decenas de estudiantes.

Y es precisamente en esa casa donde tiene lugar leyenda. Se remonta a los orígenes del colegio, cuando se presentó un episodio particular. Se cuenta que estaba prohibido tajantemente ingresar a una de las habitaciones del colegio. Pero como en todo lo que tiene que ver con niños y jóvenes, era una medida que únicamente estimulaba la curiosidad de los estudiantes.

No obstante los responsables del plantel habían logrado mantener su secreto bien guardado. Hasta que al cabo de cuatro generaciones, un evento inusual distrajo la atención de los alumnos de la antigua alcoba vedada.

Esto fue cuando comenzaron a percatarse de una extraña aparición, un espectro traslucido que se paseaba por todo el colegio, con tal confianza como si se tratara de su propia casa.

Narra la historia que los infortunados que se cruzaban con el espectro, lo describían sin vacilar como una monja. Estaba ataviado con un característico hábito negro, que le mantenía la cabeza cubierta, mientras flotaba algunos centímetros sobre el piso de la añeja casona.

Obviamente la reacción de los desdichados que se toparon con el espíritu, era correr. Aunque no faltó el que mostrará exceso de valentía o escaso sentido común, y se atreviera a seguir al espectro en vez de huir despavoridamente. Por eso supieron que “la monja” se desvanecía al franquear la puerta del cuarto prohibido. Esta es una de las leyendas peruanas que llama mucho la atención.

La verdad detrás de la puerta

Entonces el rumor corrió como la pólvora. Los alumnos trazaron un plan y se las ingeniaron para entrar a la misteriosa habitación. Una vez dentro, fueron testigos de algo espeluznante.

Resulta que la habitación era en extremo humilde. Tenía únicamente una rústica mesa, una estropeada silla y una modesta cama. Pero era una cama con un bulto encima.

Los curiosos jóvenes se acercaron, tímidamente claro está, trémulos de miedo, hasta que la imagen ante sus ojos se hizo nítida. Se trataba de una mujer tendida en la cama, haciendo caso omiso de sus llamados. De tal modo que se vieron impelidos a acercarse más para tocarle el hombro, generando una imagen tan espeluznante que hasta la fecha ninguno de ellos ha logrado borrar de su mente.

Bastó apenas un roce, para que cuerpo de la monja desprendiera un tenue polvillo, y enseguida, pero luego de un aterrador crujido, su cabeza se desprendió, cayendo al suelo por donde rodó hasta detenerse justo a los pies de los estudiantes.

Varios días se extendió el estado de shock de los jóvenes curiosos. Pero cuando las cosas comenzaron a calmarse, las autoridades no tuvieron más remedio que contar la historia de la monja condenada.

Aquel dormitorio había sido sellado y prohibido por respeto a la última voluntad de la mujer. La monja había querido permanecer en la habitación, la misma que fue su celda y hogar cuando el colegio era un convento.

Entonces regresaron el cuerpo a la habitación, y la sellaron de nuevo, esta vez para siempre. Bueno, al menos hasta que otros jovencitos curiosos decidan lo contrario.

Leyendas peruanas

La Yacumama

La Yacumama es una culebra que habita en la jungla del Perú. Y como es de esperar, las primeras personas en toparse frente a frente con este mítico animal, fueron los bosquimanos aborígenes.

Gracias a estos bosquimanos podemos disfrutar en nuestros días de esta popular leyenda. Pero antes de adentrarnos en la historia, primero veamos el origen del nombre Yacumama. Resulta que el mismo puede traducirse al español como “Madre del agua” (yaku traduce agua, mientras que mama lo hace como madre).

Estas señas han dado a los lugareños la idea de que la gran serpiente nació en la enorme laguna de Yarinacocha, en la zona de Ucayali.

No obstante el lugar donde pareciera preferir tan mítico animal, es la región que comunica con la desembocadura del gran Amazonas.

Es de destacar que los bosquimanos aseguran que la Yacumama es un espíritu piadoso que vela por ellos y los cuida.

Algunas personas la confunden con la anaconda, debido a su gran tamaño. Sin embargo, se piensa que esta serpiente es mucho más grande. Al extremo que se especula que sólo su cabeza, puede superar los dos metros de ancho.

Una característica muy particular de la Yacumama, es su completa ceguera. Quizás por ello le es normal pasearse por aguas turbias y oscuras.

Además, se dice que en su boca guarda enorme cantidad de agua. Agua que es capaz de expulsar con gran presión, como si se tratara de una potente manguera de bombero. Esto le permitiría tumbar los árboles y todo lo que se atraviese a su paso. Es una aterradora opción en leyendas peruanas.

Hábil y voraz cazadora

Cuando el hambre la acosa, acostumbra ocultar su gigantesco cuerpo en el agua, mientras deja descubierta únicamente su cabeza. Al acercarse su presa, abre sus ojos y estos la hipnotizan, de tal manera que no tienen forma de escaparse.

Y una vez atrapadas la presa en las fuertes mandíbulas, la engulle muy lentamente. Al finalizar el banquete, la Yacumama puede permanecer quieta por varios días.

Se rumorea que la Yacumama es más activa y se le puede escuchar con mayor claridad, en la temporada de lluvias.

Lo lamentable es que el cambio climático pareciera ser el peor enemigo de esta popular leyenda peruana.

El Muqui

El Muqui se trata de un gnomo, también conocido como duende peruano. Esta extraña criatura suele habitar las minas que se encuentran en la zona de la sierra. La palabra Muqui proviene del quechua y se traduce como “quien se dedica a asfixiar”.

No obstante una traducción más nueva, nos señala que la voz Muqui también podría ser entendida como “el que ahorca”.

Ahora hay que señalar que las primeras manifestaciones de este espectro, se registraron en las minas de silicio. Y como dato de interés, debes saber que este elemento químico es tóxico, y al respirarlo regularmente puede ocasionar la muerte.

Pero retomando la leyenda como tal, se sabe que los mineros que han visto a este duende, logran describirlo como una criatura de baja estatura, con evidentes inconvenientes para caminar.

No tiene cuello, por lo que su cabeza está unida directamente al torso. Su cara está casi oculta por una tupida barba, mientras que su cabello es color dorado. Pero contrario a lo que pudieras imaginarte, la voz del pequeño duende es de tono tan grave como suele ser la de un hombre de gran tamaño. Sobre su vestimenta, quienes lo han visto señalan que es idéntica a la de un minero de épocas pretéritas. Destacan sus botas de cuero y en la parte superior del cuerpo usa un poncho elaborado con lana.

Es de comportamiento travieso. Esconde a los mineros las herramientas de trabajo y provoca ciertos ruidos, para que éstos se asusten y salgan corriendo de las minas.

También cuenta la leyenda que quien logre atrapar al Muqui, se convertirá en el hombre más adinerado del mundo. Y es que ya desde ese mismo instante, el travieso gnomo se convertirá en su esclavo, trabajando para él día y noche en la mina.

Leyendas Peruanas

La Runa Mula

Hay quienes sostienen que la Runa Mula es, a modo figurado, la encarnación del mal que una persona puede llegar a infligir, hasta que le llega el momento de ser castigado por los espectros.

Según la leyenda peruana, la Runa Mula fue una mujer de carne y hueso, a quien el mismísimo Demonio le impuso la pena de convertirse en una criatura mitad mujer y mitad mula. Una versión femenina y mular del mítico centauro.

Se sabe que esta extraña figura, recorre al trote las verdes praderas, en busca de hombres que han salido a ingerir alcohol dejando a sus mujeres solas en casa. Aunque también caza a aquellos que han incurrido en un hecho deshonesto.

La Runa Mula expulsa fuego por la boca, como si fuera un dragón. Pero además se asegura, que en aquellas oportunidades en las que el Diablo no quiere dejar escapar un alma, monta a su creación para así perseguirlo hasta atraparla.

Se cuenta que los días que se le ve con mayor frecuencia, son los jueves y los viernes, víspera de fin de semana. Obviamente que cuando muchos hombres toman más de un trago lejos de su casa.

Otra versión de la leyenda, indica que la desdichada mujer que fue transmutada en mula, se le ve de vez en cuando regresar a su forma original. No obstante no puede recordar nada de lo acontecido, pues su mente ha sido desconectada de la realidad durante el trance en el que es fusionada con el animal. También se relata que la mujer igualmente es incapaz de ponerse de pie, debido a terribles dolores, tanto en las piernas como en la espalda.

El Chullachaqui

Otra vez nos topamos con un ser de espanto, al que le gusta vivir en la jungla. Su nombre en español se puede traducir como “criatura de pies desiguales”.

Se trata de una criatura muy poderosa. Entre sus muchos poderes destaca su capacidad para adoptar la forma de cualquier persona cercana a sus víctimas. Es decir, que puede aparentar ser un familiar o amigo de algún forastero que se adentre en las entrañas de la jungla.

El ardid resulta tan auténtico y convincente, que su presa no puede recordar que esa persona posiblemente ya ha fallecido o se haya muy distante de ese lugar tan remoto.

Así, mientras ambos caminan, el Chullachaqui aprovecha la oportunidad para conversar logrando que el desafortunado se interne más y más en la espesura de la jungla. Una vez cumplido su oscuro propósito, el espectro abandona a sus presas en medio de la nada. Luego disfruta de la muerte lenta y penosa de esos pobres e incautos forasteros.

Un viejo pícaro

Los ancianos de la zona detallan al Chullachaqui, como un viejecito enano con rostro cubierto de arrugas. Otra seña muy particular de este maligno espectro, es que al tiempo que camina, va marcando en el suelo de la jungla con dos huellas absolutamente diferentes. Y esto es porque mientras la huella del pie derecho es completamente humana, la del pie izquierdo corresponde a la de un animal.

También lo destaca una nariz extremadamente larga, lo mismo que sus orejas.

En tanto que sus ojos están más juntos que los de una persona normal. Mientras que el iris de cada uno de ellos es de color rojo, como si fuera de las llamas del propio averno. Pero lo más aterrador de la leyenda, es que este espectro rapta los niños que no son atendidos por sus padres. A los pequeños los engaña al invitarlos a jugar a la jungla. Aunque regresa a los niños a sus casas cuando el sol comienza a declinar.

La Casa Matusita

Ahora veremos una de las más conocidas de todas las leyendas peruanas.

La Casa Matusita es un lugar muy conocido por los limeños. La fama se debe a los reiterados sucesos de índole paranormal que la han cubierto con un manto de misterio desde sus orígenes.

Esta casa fue levantada en los tiempos coloniales del Perú. Su primer habitante fue una dama de origen europeo, llegada a Lima en el siglo XVIII. Pero ya el mismo arribo de esta mujer fue misterioso. No contaba con familiares ni se le conocían amigos.

Tampoco se le podía relacionar en modo alguno con el Virreinato del Perú, haciéndose así inexplicable su parecencia en estas tierras. Y como suele ocurrir, todo ese manto de misterio terminó convirtiéndola en protagonista de las especulaciones sobrenaturales iniciales.

Y como era de esperarse en el siglo XVIII en los pueblos de Dios, pronto fue presentada a juicio ante la Santa Inquisición. Era acusada de hechicería y brujería.

Sus acusadores la culpaban de pactos satánicos, los que utilizaba para arrojar maldiciones o hechizos a objeto de desgraciar al prójimo. Y supuestamente hacía todo aquello a cambio de una elevada contribución monetaria.

Pero la inquina colectiva iba más allá. Y es que además se le señalaba como organizadora de aquelarres. De tal manera que no tenía ninguna oportunidad contra la ojeriza de sus enconados acusadores, y como todos esperaban fue condenada y quemada en la hoguera. Pero antes la mujer había tenido tiempo lanzar un terrible maleficio contra todos sus acusadores. Así como contra todo aquel que osara pisar su casa, luego de su muerte.

Un conjuro exitoso

Al parecer su conjuro fue exitoso. Los primeros en notarlo fueron los nuevos habitantes de la casa.

Era una familia amorosa y bondadosa, que remodeló la casa eliminando todo rastro de su anterior dueña. Pero con el tiempo la familia amorosa fue cambiando. Ahora todos eran avaros, déspotas y desalmados.

Entonces el pueblo comenzó a rumorar que un espíritu maligno se había apropiado de sus almas. Los sirvientes fueron los primeros en sentir en carne propia los radicales cambios en el espíritu de la familia que les empleaba, ya que ahora eran sometidos a brutales castigos físicos y vejámenes.

Así las cosas, cuando se les hizo imposible soportar más, los mismos sirvientes asesinaron a toda la familia que les empleaba. Luego del hecho sangriento, la casa volvió a quedar sola. Mientras las murmuraciones en las calles de la ciudad aumentaban, a la par que aumentaba la fama de la casa. Pasó mucho tiempo hasta que otros habitantes llegaron. Esta era la familia Matsushita, inmigrante japoneses, cuyo apellido dio nombre a la casa de esta popular leyenda peruana.

Desde los primeros días fueron reconocida por todos los limeños, como gentes de buenas costumbres: honestas y refinadas. Pero una vez más el terrible espectro que también moraba en la casa, fue apoderándose de ellos, hasta terminar, como antes, en una dolorosa tragedia.

Recuerda la leyenda que el padre de familia fue haciéndose huraño y violento. Así esta nueva familia también fue asesinada, aunque en esta ocasión por mano del señor Matsushita. Los asesinó a todos para luego suicidarse, al parecer motivado por una infidelidad de la esposa.

Hasta ahora la casa permanece sola. Pero de vez en cuando se encienden las luces, se oyen ruidos en su interior y algunos rostros aterradores se asoman por las ventanas.

La Piedra del Diablo

Esta es una de las más extrañas leyendas peruanas. Nos habla de una pesada roca con un agujero en forma círculo.

Está ubicada en los barrios altos de Lima, específicamente en el cruce del Jirón Junín con el Jirón Cangallo. Se le conoce como la Piedra del Diablo o la Peña Horadada, esto último por el agujero que la caracteriza. Agujero por el cual, según el popular mito, habría escapado de su interior, nada menos que el mismísimo Diablo.

Lo más misterioso del asunto, es que su origen se desconoce. Nadie sabe como llegó la piedra en este sitio. No obstante la Sociedad Geofísica de Perú señala que la presencia de la piedra en lugar se remonta a tiempos prehispánicos. La misma se habría convertido en un importante centro ceremonial y de adoración en la Lima del Siglo XII.

Y agrega la importante institución sobre la roca de color oscuro y un aproximadamente metro de altura, que a la misma la componen minerales como el feldespato y el cuarzo. Respecto a su antigüedad, precisa que cuenta con decenas de miles de años.

El escritor y periodista local, Ricardo Palma, relata en su libro Las Tradiciones Peruanas, que el Demonio frecuentaba los Barrios Altos de la ciudad, y en una oportunidad, cuando vio acercarse la procesión de la Virgen del Carmen, intentó dar media vuelta para huir, pero sólo logró toparse con la procesión del Señor de los Milagros.

Ante aquel río de fe y viéndose rodeado, habría el Diablo tropezado con la piedra, haciéndole el hueco que la caracteriza. De tal manera que logra escapar hacia la otra vía, expulsando un sollozo de alivio que toda Lima logró escuchar nítidamente.

Su extraña desaparición

Desde ese preciso momento las calles que conformaban aquella esquina, fueron nombradas una como la calle “Peña Horadada”, y la otra “Calle Suspiro. Aunque con los años esos nombres desaparecieron.

Igualmente con el tiempo no ha habido quien se atreva a tocar la piedra. Se dice que por temor entrar en pugna con el Demonio. No obstante la peculiar roca permanece en el mismo lugar, donde se construyó una fuente. Pero claro que los trabajos se hicieron sin molestar a la peña con el agujero, por si acaso.

Otro hecho curioso sobre esta piedra, es que hubo un tiempo en que la misma desapareció de su tradicional ubicación. Para esos días habrían sucedido episodios muy curiosos en aquella parte de la ciudad, donde sus moradores nunca habían imaginado que llegaría a extrañarla.

Pero con el mismo misterio con el que había desaparecido, apareció de nuevamente devolviendo la tranquilidad a los moradores de los Barrios Altos. Hasta hoy, numerosos limeños se santiguan al pasar junto a la piedra. Mientras los trabajadores de las inmediaciones relatan que al ocultarse el sol se pueden oír horrísonos lamentos.

Además destaca que en la zona que tiene origen esta leyenda, se han perpetrado crímenes que las autoridades jamás han logrado resolver. Así como numerosos suicidios.

La enfermera de capa azul

La leyenda de La enfermera de la capa azul tiene su origen en una historia aciaga, de amor y sufrimiento.

Se cuenta que la enfermera y el doctor de un nosocomio de Lima eran pareja muy apreciada. Estaban comprometidos en matrimonio y parecía que nada ni nadie lograría separarlos.

No obstante el destino les tendía una trampa. Y fue así como el doctor, cuando se dirigía al hospital, tuvo un accidente de tránsito. En dicho percance, el galeno resultó muy mal herido, y camino al hospital en el que trabajaba, paradójicamente llegó a las manos de su prometida, para morir solo luego de verla y despedirse.

Definitivamente ese hecho afectó enormemente a la mujer, a tal punto de suicidarse. Para lo cual subió a la azotea del mismo hospital, desde donde se lanzó al vació. Con el lamentable agregado, que en el acto terminó siendo decapitada por el material de hierro de una remodelación que se hacía en esos tiempos al nosocomio.

Precisamente desde aquellos tiempos, suele observarse en los corredores del hospital una misteriosa enfermera. La misma vela por los heridos que llegan producto de accidentes de tránsito. Se rumorea que los atiende mientras las demás enfermeras no se encuentran de ronda.

Un elemento característico de la enfermera de nuestra leyenda, es su capa de terciopelo azul. Una capa idéntica a la que usaban todas las enfermeras de la época.

Además se asegura en el nosocomio, que todos los pacientes que son atendidos por el espíritu en pena de esta mujer, se salvan. Lo que en vida no logró hacer por su infortunado novio.

El indio misionero

Continuamos con más leyendas peruanas.

En tiempos remotos, cuando no había celulares ni televisión satelital o por cable, era común la reunión familiar en las noches. En ellas las personas mayores contaban a los niños, en medio de la penumbra de la noche, fascinantes historias de fantasmas. Yo soy de esos tiempos, aunque no tan distantes, y cómo los añoro.

Así poco a poco, muchos de aquellos relatos fueron convirtiéndose en leyendas que perviven hasta estos días del Google y las redes sociales. Y han logrado escaparse a las innovaciones del tiempo, resguardandose en la mente de las personas. Este es el caso de la leyenda del Indio misionero, que se remonta al Perú de tiempos coloniales.

Por aquellos lejanos días, cuando los misioneros llegaron de Europa, un aborigen se sumó voluntaria y fervientemente al catolicismo. Sin embargo un día de forma repentina, el indio perdió la razón y asesinó a tres de los misioneros.

Por el hecho de sangre el indígena fue apresado, y antes de su ejecución se dice que renegó a Dios. Con tal blasfemia imposibilitaba que reza por la salvación de su alma. Y se cuenta que por tal pecado recayó en él una terrible maldición.

Así, la noche siguiente de su ejecución se le vio caminando por las inmediaciones de la Misión.

Pero una vez que los religiosos retornaron a Europa, dejando desoladas las misiones, la Leyenda de El Indio se extendió por todas partes. Las personas comenzaron a verlo vagando por la jungla, sollozando y maldiciendo.

La mentira del sacerdote

Con el tiempo y ante el arribo de un nuevo cura, las cosas fueron de mal a peor. Muchos ahora decían que el ánima del indio se había alterado aún más, y por eso hacía apariciones más frecuentes. Entretanto el nuevo religioso trataba de convencer a sus fieles, de que se trataba de mentiras, hasta que dos meses después de su llegada, simplemente dejó de hablar sobre el tema.

Su silencio habría sido motivado por un hecho particular. Se cuenta que una noche oscura, escuchó un ruido semejante al de pies al arrastrarse. El sonido se le acercaba desde el interior de la jungla circundante.

Cuando el sacerdote se asomó por la ventana, observó una silueta humana. Inmediatamente levantó su linterna, la cual agitó su pequeña llama, aun cuando no había nada de viento. Entonces vio a un individuo que estaba de espalda y se parecía a un indio. La figura parecía llevar algo en su pecho y murmuraba.

Entonces el terror se apoderó del clérigo, cuando se dio cuenta que el espectro estaba maldiciendo. Esto venía a confirmar las murmuraciones de la gente. Luego intentó mover los pies, pero en medio del pánico únicamente logró caer de espaldas, arrojando lejos la linterna.

En el largo trayecto de la linterna por el suelo, un último rayo de luz sirvió para mostrar el rostro del indio mientras blasfemaba. Para ese ese momento el terror que embargaba al cura era tan gigantesco, que la cabeza parecía girar y las imágenes se le tornaban difusas.

Pero antes de perder el sentido, observó al indio frente a frente. Una visión realmente espantosa.

A la mañana siguiente el cura fue hallado por un grupo de fieles aun desvanecido, muy cerca de la puerta de la iglesia. Luego el religioso prefirió ocultar la verdad de los hechos, para hacer ver que el fantasma del indio no existía.

Así finaliza otra de las tantas leyendas peruanas.

El Pishtaco

Esta es quizás una de las más tenebrosas leyendas peruanas.

En muchas regiones del Perú se cuentan historias acerca de seres malignos y demonios. Se dice que éstos recorrerían las zonas más remotas de Los Andes, asechando a quienes osan transitar por tan solitarios parajes.

Uno de los mitos más divulgados por los Andes peruanos, es del Pishtaco. Es una de las leyendas peruanas de la sierra. El nombre proviene del quechua “pishtay”, que se traduce como “cortar en tiras”. Expresión que le cuadra bastante bien a esta criatura, ya que de dedica a descuartizar a sus infortunadas víctimas.

El Pishtaco es relacionado con un forastero al que se confieren poderes sobrenaturales. Éste agrediría y aniquilaría con toda crueldad a los habitantes de la sierra andina. Especialmente a todo los que se adentran por esos fríos parajes de manera solitaria.

Tanta popularidad ha logrado, que ya se habla de El Pishtaco en otras regiones del Perú, como Pasco, Cuzco y la sierra de Lima.

No obstante en relación a sus orígenes, no se conoce ni fecha ni traza de cuando fue visto por vez primera. Lo que arroja aún más misterio sobre esta leyenda.

A pesar de lo sanguinario de los encuentros, hay quienes sostienen que el espectro no se alimenta de la carne de sus víctimas, sino del dolor y sufrimiento que les inflige.

Crueldad extrema

El Pishtaco tiene como hábito atacar por la espalda a sus desprevenidas y desventuradas víctimas. Y ya asesinadas, les extrae la grasa y la piel para luego comerciarlas. Este es un rasgo coincidente con el llamado “Sacamantecas” de España.

Lo peor es que no existe manera de escapar de El Pishtaco. Ni siquiera puede ser ahuyentado o mantenérsele a raya. De hecho la única manera de salvarse de su mortal ataque, es evitar viajar en solitario por esos parajes del Perú.

El toro encantado

En la provincia de Huanta (Ayacucho), hay una laguna nombrada Razuhuillca. Es la mayor grande de tres lagunas y se ubica prácticamente a la entrada del pueblo. Se aprecia en un cerro que se ha transformado en una presa.

Relata la leyenda que en esta laguna hay un hermoso y robusto cornúpeta negro, que una viejecita de pelo blanco ha atado con una cadena de oro.

Refiere la leyenda que una vez el toro logró dominar a la anciana para salir a la superficie de la laguna. Pero tal osadía tuvo como consecuencia la inundación de toda la provincia.

Así que los moradores no tuvieron más elección que encadenar nuevamente al animal, al que ahora vigilan continuamente para que no vuelva a escapar.

Así culmina una de las más breves y bellas leyendas peruanas.

El pueblo de Narihualá

Proseguimos con más leyendas peruanas.

En las proximidades de la ciudad de Catacaos, pervive un pueblo llamado Narihualá. Es un villorrio que ha sido ocupado por diferentes tribus.

Refiere la leyenda que al percatarse del arribo de los colonizadores, los últimos moradores del antiguo poblado decidieron sepultarse vivos, junto a sus inmensas riquezas, para que no pudieran ser saqueadas.

Entre los objetos más estimados destacaba una gigantesca campana de oro. La misma se hallaba colgada en un templo, al que los conquistadores no demoraron en hallar.

Pero en la tentativa de apoderarse de la campana dorada, la misma se desplomó y se hundió entre la tierra. Así que los españoles no lograron encontrarla.

Se dice que cada viernes santo se aparece un hombrecillo de esta antigua estirpe, portando en sus manos un farol encendido y una pequeña campana con la que hace bulla. De esta forma conduce a los nuevos pobladores a los objetos enterrados, quienes han logrado encontrar perlas y prendas de oro.

No obstante, comentan en la región que existe una terrible maldición para aquel forastero que ose adueñarse estos tesoros.

Los Hermanos Ayar

Ahora veamos esta otra de las leyendas peruanas, una que casi se remonta tiempos inmemoriales.

Nos dice una vetusta leyenda del Perú, que varios siglos antes de la llegada de los españoles, un gran diluvio desoló e inundó el mundo. Pero una vez cesaron las lluvias los primeros en dejar su refugio fueron cuatro hermanos con sus respectivas esposas.

Estas personas habitaban en el monte Tampu Tocco y se llamaban Ayar Manco con su esposa Mama Ocllo; Ayar Uchu con su esposa Mama Rahua; Ayar Cachi con su pareja Mama Cora y Ayar Auca acompañado de su mujer Mama Huaco.

Pero nada más al salir y contemplar el terrible estado en que habían quedado tanto el mundo como el resto de supervivientes del diluvio, tomaron la determinación de viajar en dirección Sur, en procura de tierras más fértiles.

En el transcurso del viaje Ayar Cachi evidenció un gran temple y carácter vehemente. Esto motivó no poca conflictividad entre la familia, por lo que sus hermanos trataron de zafarse de él encomendándole la búsqueda de comida en las cuevas de Pacarina.

La traición de los hermanos

Y cuando Ayar Cachi franqueó la entrada de la cueva, su propio criado cerró la misma con una gran roca, dejándolo atrapado para eternamente. Se cuenta que sus alaridos de enfado y desesperación eran tan potentes que podían escucharse en todo el mundo. Pero aun así no pudo escapar.

Mientras tanto sus hermanos prosiguieron el viaje al Sur. Así llegaron al monte Huanacauri, donde se toparon con una imagen de piedra que los lugareños adoraban.

Torpemente Ayar Auca intentó saltar la efigie pétrea a guisa de desafío, pero en mitad del vuelo quedó convertido en piedra. Así este hermano Ayar pasó a integrar la escultura granítica.

Los dos hermanos que quedaban, reanudaron apesadumbrados el viaje. Y así fue hasta que Ayar Uchu resolvió examinar una zona cercana a la vía que seguían. Entonces sorpresivamente se vio poseedor de grandes alas, con las que se elevó para volar hacia la pampa del Sol. Pero en lo que se paró sobre este lugar, su cuerpo también fue convertido en piedra.

El último de los hermanos, Ayar Manco, prosiguió la ruta trazada hasta que por fin pido llegar a un lugar adecuado para vivir junto con sus hermanas. Ese sitio fue bautizado como el valle del Cusco. En su fértil tierra clavó su bastón dorado, obsequio del dios Inti.

Se dice que fue en el mismo lugar donde su bastón holló la tierra, donde nació la ciudad de Cusco, erigida para honrar a los dioses Inti y Wiracocha.

Así termina una de las leyendas peruanas más bellas.

El Cóndor y la muchacha

Según otra de las leyendas peruanas, en un pequeño villorrio del altiplano moraba un hombre que amaba grandemente a su hija. Ella le acompañaba en sus faenas cotidianas, especialmente cuando alimentaba a sus animales.

Pero la chica comenzó a recibir visitas de un apuesto muchacho, que invariablemente vestía pulcramente de camisa blanca, traje oscuro y sombrero en combinación. Así con el pasar de los días, se fueron haciendo muy buenos amigos.

En una ocasión, cuando los animales pastaban apaciblemente, el choco pidió a la joven que lo levantara y lanzarse al aire. Le explicó que después sería él quien la lanzaría a ella. Y así lo hicieron. Sorprendida, la chica consiguió remontar el vuelo, lo que el misterioso chico aprovechó para guiarla hasta su nido.

Y es que el misterioso muchacho era un cóndor, que había conseguido transmutarse de humano. En ese nido vivió la joven por dos meses, comiendo carne, para convertirse con el tiempo en pareja. Así llegaron a tener un hijo.

No obstante la nostalgia de la chica por su progenitor y sus animales, se hacía cada día más insufrible. De tal manera que intentó convencer a su cóndor-amante para que le dejara regresar con su familia.

Pero su pareja se opuso rotundamente. Cuando estaba más desconsolada, la chica notó un día a un chupaflor que rondaba cerca del nido-cárcel. Entonces le pidió auxilio para huir del lugar hasta su casa.

Y afortunadamente el chupaflor convino en ayudarla, al tiempo que la alentó a que no se preocupara. Le aseguró que esa misma noche él volaría hasta su padre para contarle dónde estaba ella, de modo que éste pudiera ir a rescatarla junto a su pequeño hijo.

La astucia domina

Pero la ayuda no sería gratuita. Toda vez que la minúscula ave pidió a cambio quedarse con todas las flores de su casa paterna.

Esa misma noche el chupaflor cumplió su palabra. Y luego de explicar al hombre la ubicación y suerte de su hija, ambos se dirigieron al desfiladero donde se ubicaba el nido de la gran ave.

En el camino, el chupaflor convenció al anciano que requeriría de un asno viejo y de dos sapos, si realmente pretendía rescatar a su amada hija.

Así, una vez en el lugar, en el fondo del desfiladero dejaron al desafortunado asno, que serviría de cebo. Luego esperaron que el cóndor se aproxima a comerse al animal. Y cuando ya la gran ave se entretenía con su cena, el hombre y el chupaflor bajaron con sumo cuidado a la muchacha y a su hijo.

Pero al marcharse sin hacer ruido para no alertar al terrible cóndor, dejaron en el nido los dos sapos que habían llevado.

Entonces el chupaflor voló junto al cóndor, y haciendo su mejor actuación le contó, con voz trémula por la sorpresa, que su mujer e hijo habían sido transmutados en sapos. Seguro todo aquello se debía a algún extraño hechizo.

Por toda respuesta el feroz cóndor emprendió veloz vuelo el regreso a su nido. Sólo para percatarse que la pequeña ave decía la verdad. Allí estaban las dos verdes criaturas, en vez de su mujer e hijo.

Tan traumado y dolorido lo dejó la sorpresa, que desde ese momento decidió vivir como solitario depredador por el resto de su vida.

En cambio el chupaflor fue recompensado con el rico néctar del jardín familiar, por su noble y valiente acto.

Y así culmina esta otra de las leyendas peruanas.

La Huega

Esta es otra de las leyendas peruanas y se desarrolla en la ciudad de Ica. La misma se refiere a una bella dama de largo cabello rubio, que siempre se admiraba en el espejo.

En una ocasión un viajante que transitaba por la región se perdió. De repente estaba en medio de montañas y palmeras, donde se topó con la bella mujer.

Impulsado por su hermosura, el viajero se acercó a la mujer para saber por qué estaba sola en medio del bosque. A lo que la dama reaccionó con sorpresa y miedo, y huyó del lugar a toda carrera. Pero dejó tirado su querido espejo entre las frondas del bosque.

Y ese mismo espejo, asegura la leyenda, se ha transformado en la gran laguna de Huega.

El niño encantado

Y continuamos con este recorrido por las leyendas peruanas. Así llegamos a la de un inocente niño.

Dice la gente que cierto día, un niño de apenas 12 años extravió su ración de carne y maíz. Sollozando fue hacia un lago, de donde emergió una joven y hermosa dama que le preguntó por qué sollozaba.

El afligido chico le respondió que tenía hambre, por lo que ella le ofreció comida. Amorosamente tomó la mano del niño y lo condujo hacia las profundidades del lago, para nunca más salir.

Luego de buscarlo por muchos días, los padres hallaron al chico y a la joven en una cueva de Huayanqui.

Para anular el hechizo, el padre envolvió al chico en una bufanda de lana. Luego le preguntó cómo había llegado hasta ese lugar tan remoto, a lo que su pequeño hijo respondió que había caminado con la bella muchacha a través del lago hasta la caverna, en busca de alimento.

La barquita misteriosa

Esta se trata de una de las más conocidas leyendas peruanas de la costa. Nos recuerda la manera misteriosa en que desaparecen los pescadores nocturnos en la caleta de Cabo Blanco.

Esta ensenada actualmente perteneciente a la Provincia de Talara, Departamento de Piura, en el noroeste peruano.

Pero volviendo a nuestra historia, ésta asegura que los pescadores no volvían nunca de sus labores en alta mar. No obstante lo que sí volvía luego de algunos días, era su triste y solitaria barca, guiada por el oleaje azaroso del mar.

Los lugareños aseguran que la desaparición de los pescadores, se debe a un hechizo. Esto lo confirmaría el hecho de que en Semana Santa, siempre llega a la costa una barquita luminosa, a eso de la medianoche.

Tal evento concita el miedo de los moradores del lugar, al extremo paralizar a quienes sin testigos del mismo. Luego la barquita desaparece lentamente y misteriosamente al adentrarse en la ensenada. Esta barca es una de las leyendas peruanas que más agrado da a las personas contar porque se da en altamar.

El Señor de Chacos

Refiere esta otra de las leyendas peruanas que hace muchísimos años, en el pueblecito de Chacos, una mujer dedicada al pastoreo oyó un singular martilleo que provenía de un anciano que tallaba una gigantesca cruz.

La pastora interrogó al viejo, queriendo saber quién era y por qué tallaba tan enorme cruz.

A lo que el anciano respondió que era un carpintero, y que elaboraba esa cruz para él mismo.

Entonces la mujer le ofrece su vianda de comida, pero el carpintero se niega. No obstante le solicita que al día siguiente le lleve un ramillete de flores.

Al día siguiente la pastora regresa con las flores que el viejecito le había pedido. Pero con la sorpresa de que haya al carpintero crucificado y disecado.

Se cuenta que los habitantes de Chacos trataron de mover al viejo con su pesada cruz hasta el pueblo, pero no se les hizo imposible. La razón: Una vez la trasladaban, siempre volvía a aparecerse en el mismo lugar.

Desde aquellos pretéritos días, al carpintero se conoce como el Señor de Chacos. A esta advocación de Jesucristo, se le atribuyen innumerables milagros.

Otras versiones señalan que no se trata de una pastora, sino de un grupo de niños, quienes se topan con al carpintero.

La laguna misteriosa

Aquí otra de las leyendas peruanas.

Cercano a la ciudad de Cañete se puede ubicar un río. A este lo caracteriza una laguna que se origina un punto de su cauce. La misma es conocida como la “Laguna Misteriosa”.

Se cuenta que esta laguna goza de la bendición divina. Esto se debe a que cada vez que el río crece con las lluvias, la laguna es la única parte del río que se mantiene en su punto original, rodeada por robustos árboles y coloridas flores.

Aseguran los lugareños, que todos los años, cuando se celebran las fiestas de San Juan, se presenta en la laguna una bellísima pata, seguida de un grupo de pequeños patitos. Esto es interpretado como un buen augurio.

El sapo de piedra

Hace muchísimos años vivía cerca del cerro de Pasco, una anciana que vestía siempre de negro. Se cuenta que en cada cosecha, la viejecita obtenía las patatas más grandes de la zona, lo que concitaba la envidia y avivaba la curiosidad del vecindario.

Cierta noche, cuando la viejecita dormía, un sapo gigantesco que se había penetrado sus tierras, acabó con todas sus patatas. Al despertarse por el bullicio de sapo tragón, la viejecita enojada lanzó un maleficio tan poderoso, que hizo volar tejas de las casas y raíces de los árboles.

Por supuesto que el batracio también voló por los aires, hasta quedar colgado de una peña gigantesca. Y en ese mismo lugar permanece hoy, convertido en un batracio de piedra.

Pero además de acabar con la vida de sapo comedor de patatas, los lugareños confirmaron sus sospechas de que la viejecita era en realidad una poderosa bruja.

Esperamos te hayan gustado estas añejas leyendas peruanas. Hasta la próxima.A continuación algunos enlaces de artículos que podrían interesarle:

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