Mitos, Historias y Leyendas de Michoacán

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Si bien es cierto que México es el país con la mayor diversidad de mitos y leyendas, y por ello nos dimos a la tarea de recopilarlas, y en este interesante post podrás conocer todo lo relacionado con las leyendas de Michoacán, Patzcuaro, la rodilla del diablo, la llorona, esperamos sean de tu total agrado y más, no deje de leerlo.

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¿Qué significan los mitos y las leyendas de Michoacán?

Para comenzar debemos definir que las leyendas de Michoacán y los mitos son las narraciones que encierran tanto hechos naturales como sobrenaturales y, en algunos de los casos se unen ambos sucesos,  estas narraciones han sido traspasados de generación tras  generación hasta el día de hoy, mediante la forma oral y/o escrita.

Las más importantes  leyendas de Michoacán

Los mitos y las leyendas de Michoacán son sin duda alguna las más populares en todo el mundo, esto debido a que México es un país rico en cultura, tradiciones y con raíces bien arraigadas, por ello te nombramos los mitos y leyendas más célebres de Michoacán.

La rodilla del Diablo

En las aguas del  río Cupatitzio ubicado en Uruapan, Michoacán, aguas que habían dejado de caer,  los habitantes estaban preocupados, porque la fertilidad de las tierras ya no existía, el Fray Juan de San Miguel, pensaba en cómo podía ayudar con lo que se presentaba y con plegarias esperaba una respuesta de los cielo, un día se le iluminó su pensamiento y se le ocurrió que el manantial estaba poseído por el Diablo.

Entonces  lo que tenía que hacer era un exorcismo en el manantial, este hizo sonar las campanas y llamó a los indios habitantes e hicieron una procesión, en la que la  imagen de la virgen de Guadalupe, era llevada de primera y luego la  rodeaban los sacerdotes y demás habitantes.

El fraile Juan rezo y seguidamente roció las rocas con agua bendita, la tierra comenzó a sacudirse, hasta estremeció a todos, seguidamente se escuchó un escalofriante grito y segundos después la imagen de Satanás salió de las piedras, que al salir vio la imagen de la Virgen,  retrocedió y asustado, corrió y fue cuando tropezó, dejando una oquedad producida por su rodilla. A partir y en ese justo momento  las transparentes aguas comenzaron a brotar de nuevo, este relato se convierte en una verdadera leyenda de Michoacán.

El Hospital Fantasma de Morelia

Se trata del Hospital de Morelia, en Michoacán, y que en la actualidad esta activo, y es su vigilante quien relata las mejores historias de lo que ha vivido en carne propia, como en sus pasillos, salas y cuartos, se evidencia las apariciones sobrenaturales, este señor narra que cuando casi no hay personas en el hospital, estos personajes aparecen en el quirófano, un hombre atravesando las paredes, en ocasiones es puede escuchar algunos gritos espeluznantes, se dice que el su alma en pena.

En la morgue, en donde se transportan los cuerpos ya sin vida, se pueden escuchan continuamente  sonidos de vidrios rotos y un rechinido de las puertas como si las estuviera abriendo y cerrando, aunado a ello al recorrer ese espacio se siente la sensación terrible como si alguien te estuviera mientras caminas.

La sala de terapia intensiva, específicamente en el octavo piso del hospital, algunos testigos han notado la presencia horripilante de la aparición de una mujer con una bata blanca, quien le hicieron un trasplante de riñón, pero no fue compatible con su organismo, y al enterarse de las pocas probabilidades  que le quedaban para vivir, tomó la terrible decisión de lanzarse de la ventana del octavo piso, esta muchacha se pasea por las noches en los pasillos, dejando unas manchas de sangre por donde camina, las cuales desaparecen luego de un tiempo, esta leyenda de Michoacán es característica fundamental de la historia de Morelia.

Amor eterno

En la época colonial llegó a la Ciudad de Valladolid, hoy la Ciudad de Morelia, existe una leyenda de Michoacán sobre  una muchacha de nombre Martha Jimena de Montserrat, era la sobrina del virrey don Joaquín de Montserrat y Crüilles, por motivo de una enfermedad grave que estaba padeciendo, en esta oportunidad la recibieron en la Catedral de Morelia, y cuando Pedro González que era el sacristán la vio, se enamoró de ella, por lo que decidió escribirle una carta de amor.

Este amor fue correspondido y Pedro estaba feliz, sin importar que era un amor en secreto, y cuando se veían en la Capilla de las Ánimas eran supervisados por la dueña de Martha, esta muchacha decide ir a España para pedirle a su rey que le concediera un título a Pedro para que pudieran casarse con el, luego de seis meses y al ver que no regresaba a Morelia,  el sacristán fue llamado para darle la noticia que su amada  había fallecido de aquella enfermedad, Pedro hundido en la tristeza solo lloraba en la capilla de las Animas, al poco tiempo tiempo envejeció y murió.

Esta historia es el emblema del día de los muertos, ya que en su víspera se puede observar el fantasma de Pedro y Martha, unidos en la capilla de ánimas, amándose.

Yo no confieso a los muertos

En Morelia, Michoacán, Cerca de la Iglesia de San Francisco existía una vivienda en donde espantaban, específicamente en un callejón. Se trataba de hombre que vendía  paños, sedas y mantones,  provenía de las  ciudades de la Nueva España, y luego de largos  viajes se asentó en Valladolid, llamado Don Diego con el propósito de contraer nupcias con una bella y rica joven, en miras de eso conoció a doña Inés de  la Cuenca y Fragua, una hermosa huérfana heredera de una de las haciendas más ricas de Tierra Caliente, encantado por todas esas características  la enamoró, e Inés lo amaba sinceramente, pero Diego lo hacia solo por interés.

Este  señor era fiestero,y muy mujeriego, y con ínfulas de millonario, un día le pidió matrimonio a Inés, y esta corrió a su confesor el fraile Pedro, para que le  aconsejara si aceptar o no, el fray investigo antes y tuvo conocimiento de que Don Pedro era de buena familia, pero era la oveja negra, y que su herencia la había derrochado en fiestas y mujeres, de hecho por eso fue que llegó a esa ciudad.

El Fray Pedro le contó todo esto a Inés y ella decide rechazar la propuesta de matrimonio, al enterarse de esto Don Diego  juró vengarse del Fray Pedro,y el cual vendió su tienda y se fue a vivir en un callejón, unas de las noches un hombre encapuchado fue en busca del Fray Pedro para que confesara a un hombre en su lecho de muerte, el Fray Pedro lo acompañó a cumplir con el supuesto  moribundo  hombre, al ver al hombre que estaba envuelto en sábanas  lo destapo y resulta que estaba muerto de una puñalada, y era Don Diego que tuvo las intenciones de hacerle los mismo al Fray Pedro, este al verlo se alejo y exclamo ¡Yo confieso a vivos, pero nunca muertos! y salió despavorido.

A los días siguientes lo ocurrido era conocido por toda Valladolid, a partir de ese momento el callejón recibió el nombre de El Callejón del Muerto, resaltando las leyendas de Michoacán como parte de la tradición mexicana.

El joven que se caso con la lluvia

Hace algún tiempo atrás vivió en Michoacán un joven que no quiso casarse, la madre estaba muy angustiada porque pensaba que cuando ella se muriera nadie cuidaría de su hijo,  la madre se muere, y al verse solo el muchacho decide irse a vivir a la cima de una montaña y cultivar  maíz para sobrevivir.

Cuando estuvo la cosecha, el muchacho se da cuenta de que le faltaban algunos, y muy enojado, decidió espiar para conocer al ladrón, y sin poder visualizar bien porque la niebla se lo impedía,  vio a una muchacha hermosa que estaba cortando los elotes, al reclamarle  la joven volteó a verlo y le dijo: ¡Vaya, pues, porque no voy a cortar los elotes si yo ayudo para que crezcan! El joven le contestó enardecido: ¡Eso no es verdad, tu nunca me ayudaste a barbechar, ni a arar ni a sembrar las semillas! Ella le contesta; ¡estas equivocado, yo soy la Lluvia que riega esta tierra!.

A partir de ese entonces, el muchacho y la lluvia se hicieron amigos y conversaban de muchas cosas, todos los días,  después se enamoraron y se casaron. La familia de joven se dio cuenta que ahora la hacienda tenía animales, y era próspera, y los hermanos lo visitaron,  bajaron al pueblo a emborracharse y a estar con mujeres, esto se volvió costumbre, a la magnitud de perder todo lo que tenia, Lluvia estaba muy enojada y lo abandonó, al darse cuenta de todo lo que había perdido se reivindico pero fue demasiado tarde. Lluvia jamás regresó, por ello se cuando se nombra esta leyenda de Michoacán es emblemática para invocar la lluvia.

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Los aretes de la Luna

La historia la relatan los más ancianos del estado de Michoacán, y dicen que hace millones de años el Sol y la Luna, estaban felizmente casados, y vivían en el cielo, una tarde apareció allá arriba Citalimina que era la hermosa Venus, esta hablaba por largas horas con el Sol, y la Luna celosa le reclamó, estos se pelearon al punto de darse puños, y como el señor Sol es más fuerte le dejó con moretones a la Luna, que incluso son las diferentes manchas que se pueden observar desde la tierra.

A raíz de esto la Luna decidió separarse del Sol y se fue muy muy lejos, ya ni se hablaron más; de hecho por eso es que uno sale de día y la otra de noche, y lo cual ocasionó que se formara el día y la noche, cuando  en el algún momento se  juntan los dos astros en el Cielo, se convierten en los mas bellos amantes que antes eran y, en ese momento se producen los eclipses o se ponen rojos en la unión.

En lo que pasa el tiempo y se separan, la Luna llora mucho de la tristeza, y cada lágrima que cae a la Tierra se convierte en gotas de plata, que las mujeres purépecha toman para elaborar bellos aretes que tienen forma de media luna, cabe señalar que hasta los dioses del planeta forman parte de las leyendas de Michoacán.

La princesa Erendida y el Lago de Zirahuen

Hace muchos siglos, en el tiempo en que los españoles llegaron a tierras de Michoacán para conquistarlas, un capitán con sus tropas llegó y se entrevistó con el emperador Purépecha cuyo nombre era Tangaxoan, este tenía una hermosa hija a la que había puesto por nombre Eréndira, era hermosa y el capitán se obsesionó con ella al punto de raptarla.

Eréndira estaba muy triste y sufría mucho, solo pensaba en su casa, de su madre y de su padre, los dioses del día y la noche llamados Juriata y Xaratanga, la escucharon tan desesperada que hicieron que sus lágrimas se hicieran tan poderosas que estas empezaron a formar un charco, que poco a poco se convirtió en un lago, y sus piernas fueron convertidas en una hermosa cola de pescado, por lo cual se había convertido en una bella sirena y liberada para salvarse, en su honor le pusieron el nombre de Zirahuen al bello lago.

Las personas relatan que al anochecer puede verse a Erendida nadar felizmente., formando parte de las mas importantes leyendas de Michoacán.

La dama de la cascada, la llorona

La  terrorífica leyenda de Michoacán, específicamente Tepuxtepec, cuenta que en la cascada de El Salto, en el municipio de Contepec, un grupo de jóvenes varones se fueron a  nadar, en frescas aguas, ya muy tarde por cierto, bajo una hermosa luna llena,  a pesar de que sabían el peligro que corrían, igual se quedaron desafiando al destino, de pronto vieron a una mujer vestida con una túnica blanca.

La dama era hermosa,  tenía larga cabellera negra, su piel era increíblemente blanca,  tanto como su vestido, la mujer  levitaba, por la orilla del río donde estaba la cascada, lloraba desgarradoramente. Al verla, los jóvenes  se emocionaron porque venía hacia ellos, pero al irse acercando todos  comenzaron a sentir un horrible escalofrío. Todos salieron del agua y se echaron a correr  desnudos, mientras la fantasmagórica mujer de blanco lanzaba chillidos perturbadores.

Al día  siguiente, todos los  jóvenes estaban mal de salud, no comían, no podían dormir, y cuando lo lograban sufrían de terribles pesadillas. Una de las madres,  decidió acudir a una curandera, estas  reunieron a todos los muchachos y la bruja les hizo una limpia con yerbas especiales. Afortunadamente todos se curaron pero nunca jamás volvieron a bañarse en las aguas de La Dama de la Cascada.

El lago de comécuaro

En Michoacán, a catorce kilómetros de la ciudad de Zamora, hay un lago que abarca 1.6 hectáreas, y cuya profundidad máxima alcanza los seis metros. Tiene por nombre Lago de Camécuaro. Este lago tiene una leyenda que se ha traspasado,  de generación en generación, se nos refiere que hace muchos años, llegó un rico noble español de nombre don Alonso de Quijano, realizo muchas amistades, pues era rico, simpático y buen mozo.

En una de las reuniones de personas pudientes conoció a Leticia de Zúñiga y Berriozábal, joven, de belleza exótica, hija del alcalde de la ciudad,  cuando conoció a don Alonso quedó absolutamente enamorada de su elegancia y su sentido del  humor, por su parte de Don Alonso quedó totalmente encantado con la belleza de Leticia, y hasta se  comprometieron  para casarse.

Don Alonso recibió una carta de España, anunciándole que su padre estaba a punto de morir, sin pensarlo decidió viajar y encargarse de todos los negocios de  su padre, dejando a Leticia bajo juramento ante la Virgen de los Remedios,  volver por ella para casarse, para hacer su vida en España, ella queda tan triste y acongojada, rogándole  a la Virgen que le diese paciencia para soportar la larga espera.

Cuando don Alonso se fue de viaje conoció a una rubia y noble asturiana, se enamoró,  y olvido  por completo a la  Leticia, al pasar de los años, comprendió que el infiel don Alonso jamás regresaría, casi moribunda de  tristeza, se fue al campo y se sentó en una piedra a llorar por lo que le habían hecho, tanto lloró que comenzó a formar un bello lago de prístinas aguas con las lágrimas, después el lago creció tanto que cubrió a Leticia y la ahogó, sus padres la buscaron incansablemente sin poder encontrarla.

Desde entonces, cuando algún hombre está por ahogarse en el lago de Camécuaro, una linda joven,  acude en su ayuda y de los pies, le saca del lago, en la actualidad esta leyenda de Michoacán puede evidenciarse aun.

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La tragedia de Hupanda

La palabra  Hupanda, es de origen purépecha que significa lago o laguna, cuenta la leyenda de Michoacán que fue una hermosa  princesa que vivía en la isla de Yunuén, significa Media Luna, nombre que se le puso por tener  forma curvada allí  vivió una princesa bella y buena que se llamaba Hupanda.

Tan bella que los invasores chichimecas optaron por raptarla para regalarsela a su jefe para estar bien con él, los hermanos  se enteraron y enfurecidos se fueron a defenderla, pero la princesa ya había escuchado que los chichimecas ganarían la pelea, por lo que acudió al Lago de Pátzcuaro, quien era su novio Cabello de Elote,  para  contarle lo que sucedería.

El Lago de Pátzcuaro le aconsejó que lo que debía hacer era unirse con él para siempre, por lo que Hupanda, enamorada se lanzó a las aguas del lago sin pensarlo, luego de haberse arrojado,  renació transformada en una bella blanca garza, y vivió para siempre en el lago, siempre al lado de su enamorado, resaltando el valor de esta historia en las leyendas de Michoacán.

La cañada de las vírgenes

En la sierra Madre Occidental, en el estado de Michoacán, existen unas rocas a una altura considerable, con un chorro de agua con caída generosa a un pozo cristalino verde y peces amarillos, las arrugas de la sierra eran muy cerradas y por ello no había quién pudiera disfrutara del agua fresca que salía de las montañas, algunos los pobladores de Uruapan o en sus cercanías exploraban en excursiones, pero fueron muy pocos los osados valientes porque sobre el lugar pesaba una de las oscuras leyendas de Michoacán.

De acuerdo con algunos relatos, que daban la certeza de ellos debido a que en un lado del pozo, estaban tres rocas dispuestas, dos de ellas formando especie de una cama y la tercera, se encontraba de forma triangular y puntiaguda a un lado. Todas las personas relataban que en eras prehispánicas, allí se unían  los mexicas para realizar los sacrificios de la ley de los tarascos, y estos eran prohibidos en Michoacán.

Lo más común es escuchar que  las vírgenes que habían sido  sacrificadas,  quedaron atrapadas en las paredes de las cuevas de la cañada, aunado a ello los habitantes siempre tenían un familiar o conocido que se había ahogado allí, estos eran halados  los pies por las vírgenes. En el año 1795 llegó a Uruapan Carlos de Labastida, en busca de un lugar para poder sembrar tabaco, ya que en su lugar de origen España era ilegal esta planta, y esta montaña era la ideal por su clima y vegetación.

En busca del espacio perfecto cosa que nunca encontró, se tropieza con la hermosa cañada de las vírgenes, y al verlo no lo pensó y se lanzó, conjuntamente con su hijo de nombre Ignacio, de pronto se hundieron al fondo del pozo, halados por muchas manos, estos fueron llenos de caricias y besos por las vírgenes, quienes los mantenían vivos con su irresistible aliento mágico.

Aproximadamente eran treinta mujeres, quienes solo querían satisfacer los deseos de los hombres, estas mujeres no podían hacerlo con vivos y por ello le pusieron como condición que debían sacarle los corazones, con las  tres piedras  que estaban afuera,   a los otros tres acompañantes que se encontraban en la superficie, y ellos bajarían de nuevo sin corazón que les latiera.

A los pocos días después, paseo Don Carlos por la ciudad de Uruapan y continuó su viaje para Valladolid sin despedirse de aquellos que le habían dado cobijo, luego unos meses embarcó en Veracruz con rumbo a la Coruña, para abandonar a su familia, y riquezas, se internó a un monasterio, al igual que su hijo Ignacio.

En la cañada de las vírgenes el agua seguía hermosa y la vegetación intacta, pero algo había cambiado. Un hombre campesino cayó al pozo por accidente y logró salir del agua ayudado por una cuerda, sin sentir que nadie le jalara los pies,  pensando que era un milagro, el hombre llevó al cura a que bendijera el agua, aunado a ello para que no quedaran más recuerdos de la leyenda, el cura quitó  las tres piedras  y estas las arrojaron al fondo del estanque.

Pero la habitantes  no pudieron recuperar  el lugar, lo abandonaron cuando apareció el cuerpo de un español colgado de un árbol. Era Ignacio Labastida, que había viajado hasta el sitio para expiar sus culpas y morir en paz, cuando se pregunta sobre unas de las mas importantes leyendas de Michoacán enseguida esta historia sobresale.

La cueva de la tigra

En un lugar de Michoacán en el Cerro de la Mesa existe una cueva llamada De la tigra, la cual lleva ese nombre porque hace muchos años fue refugio de una fiera que atacaba al ganado de los ganaderos, al igual que se dice que en esta cueva existe un gran tesoro encantado, consiste en un montón de monedas de oro y que debe ser un verdadero  valiente que sin temor alguno entre a lo más profundo de la cueva, y pueda sacar las monedas del encantamiento que las posee adentro.

Según las leyendas de Michoacán un hombre entró a la cueva atrapado por el interés de sacar el dinero, con mucho esfuerzo logró arrastrarse por el largo túnel,  para llegar a un espacio de bóveda ubicada en lo profundo de la cueva, sin parar por las paredes, hasta conseguir llegar al terreno plano donde resplandecían el montón de monedas, eran legítimas monedas de oro, comenzó a llenar los costales para sacarlos, de pronto escucho la voz de una mujer que le decía que para llevarse las monedas, debía tomarse una copa de vino con ella.

Dejando a un lado los costales, descubrió a la mujer sentada en una mesa, el hombre estaba prendido al ver la fabulosa belleza de la mujer que lo llamaba, él le dijo acepto tomarme el trago, ella llenó las copas y al acercarla a la boca y sin dejar de verla, pudo observar como los ojos se le ponían como brasas ardiendo, y las manos y pies que eran hermosos comenzaron a transformarse en patas de cabra, se había convertido en un monstruo diabólico, y aunado a ello se carcajeaba horriblemente.

El hombre soltó todo lo que tenia y salio de la cueva, al poder decir Dios Mío ayúdame, arrojó la copa y logró salir, luego se produjo una explosión que llenó de humo y el aquel hombre pudo llegar a su casa y después de muchos meses de estar muy enfermo contó lo que le pasó en la cueva de la tigra.

El cerro de Mariana

Esta leyenda de amor se llevó al sur del estado de las leyendas  de Michoacán, ubicado entre los pueblos de Nocupétaro y Carácuaro, en unos de estos valles habitó, mucho tiempo atrás,  el rey de los Chichimecas y Nahuatlacas, llamado Campincherán, quien poseía una gran casa lujosa, el rey tenía un carácter de los mil demonios, y aunado a ello sentía unos celos exagerados por su única hija llamada Marili, quien era muy bella, tanto así  que su espectacular cabellera le cubría hasta sus tobillos.

En esos días el rey debía reunirse con los mexicas y aztecas, y por sus celos tenía miedo de dejar sola a Mirili,  mientras estaba de viaje, pero tampoco quería llevársela con el. por los mismo celos a que alguno de sus colegas pudiera enamorarla, cosa que sería su peor pesadilla, porque para el  no existía nadie digno para su hija, no teniendo más que hacer, busco su amigo el Satán (demonio menor), para que se encargará de cuidar a su hija.

El Satán no se negó a la petición de cuidar y proteger a Marili, El rey se fue confiado dejando sus riquezas en manos del diabólico espíritu, Satán no pidió permiso a sus superiores para quedarse allí. La hermosa princesa al saber que su padre se había ido, de inmediato le pidió al demonio que se casara con ella, y que ya que por los celos de su padre nunca conocería a ningún novio, ahora que él no estaba, se sentía enamoradísima, le pidió,  que hablara a sus superiores para que se dejen casarano.

Satan quedó sorprendido al escuchar tal petición, y corrió a poner piedras y lodo encima de las pertenencias que el rey le había encargado, para protegerlas, recostó a la princesa en una pequeña montaña y le dijo que no se moviera de allí.  Cuando este fue a pedir el permiso lo único que le dieron fue una paliza, por lo que lo encerraron, y nunca más  pudo regresar al lado de su princesa.

Todas las piedras y todo el lodo que le puso encima a las riquezas del rey se transformaron en lo que hoy es el Cerro de Mariana, ella aun sigue recostada esperando el único amor que conoció, convertida en la verde naturaleza que muestra el cerro, evidenciando que la naturaleza siempre está inmersa en las importantes leyendas de Michoacán.

El halón de pies

El municipio Huetamo, de Michoacán, habitaba un joven de 15 años llamado Esteban, quien vivía con su madre y sus hermanos, cuando una noche mientras dormía, sintió que le halaban los pies y las piernas, se despertó sintiendo mucho miedo porque no vio a nadie cerca de su cama, sin embargo no le dijo nada a nadie. Las siguientes noches se produjo lo mismo, el  joven decide contarles a sus hermanos y estos deciden cambiar de cuarto.

A pesar de haberse cambiado de cuarto, Esteban siguió sintiendo que le halaban los pies y ya agobiado le cuenta a su  mamá, porque quería ir a la iglesia y pedirle consejo al cura, pero la mamá no quiso ya que no era católica, sino era devota de la magia negra, por lo cual el joven no asistió a la  iglesia.

Al pasar los años, y  cuando su mamá murió,  Esteban corrió a la iglesia del pueblo para contarle todo a el cura, este dijo que no se asustara, que la próxima vez que sintiera eso preguntará por qué le jalaban los pies, esa misma noche, cuando sintió el jalón, Esteban le dijo ¿Qué es lo que deseas de mí? ¿Por qué me jalas los pies? increíblemente el ente le contestó que le diera un pañuelo rojo,  que justamente el día siguiente debía cavar donde encontrará el pañuelo tirado,  porque allí estaba enterrado mucho dinero, de encontrarlo sería suyo.

Esteban buscó el pañuelo por el terrero de su casa, y cuando lo encontró cavo desesperado, hasta que obtuvo el famoso dinero, muy contento y alegre,  solo quería disfrutar  esa riqueza después de tantas penurias, lo que no se pudo cumplir ya que, después de tantos años ese miedo se había convertido en una enfermedad terrible.

El joven Esteban murió  a los días, y sin que se permitiera disfrutar del dinero que había encontrado, por el contrario sus hermanos se hicieron ricos y agradecidos a Esteban porque gracias a dejarse jalar los pies por tantos años el ente le dio esta recompensa, esta es una de las leyendas de Michoacán forma parte del folclor mexicano.

El tesoro de la catedral

En la antigua ciudad de Morelia, donde existen la mayoría de las leyendas de  Michoacán, específicamente en Valladolid, hay un declive de la loma de Santa María, allí esta la entrada a un túnel que atravesaba la ciudad, su acceso estaba cerrado por  grandes piedras,  los habitantes afirmaban que de ese túnel se escuchaban gritos de pavor.

En algún tiempo muy lejano un grupo de malhechores, se metieron a  robar las riquezas que sabían que se encontraban en un cuarto especial de la Catedral de Morelia, estos habían construido un pasadizo desde el túnel de Santa Marta hasta el cuarto de los tesoros de la Iglesia, donde se encontraban los más valiosos tesoros de la iglesia,  esto se repitió tres veces consecutivas, ya para este entonces las personas no podían explicarse cómo se desaparecen las cosas.

A estos robos les llamaron los “robos misteriosos”, tanto así que las personas comenzaron a creer que los robos eran ocasionados por el mismo Diablo, una noche uno de los religiosos, decidió vigilar el recinto y cuando entró se encontró con los tres hombres metiendo oro en una bolsa, al verlos aviso a todos los religiosos de la catedral, y los sirvientes, que se unieron metiéndose en el túnel por el que habían corrido los ladrones para perseguirlos y atraparlos.

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En la búsqueda y mientras todos corrían por los túneles, ocurre  un temblor, lo que ocasionó que se derrumbaran los caminos  y los religiosos quedaran atrapados en el túnel,  al rescatándolos  se dan cuenta de que justamente al pasar la zona del derrumbe, este  túnel se dividía en dos caminos,  una de ellas se dirigía hacia el oriente hasta al sótano de un mesón, y seguidamente la otra daba hasta la entrada de la loma de Santa María, por ningún lado ni en las salidas, pudieron encontrar a los malhechores, por lo cual habían desaparecido misteriosamente.

Jamás se supo que fue de los ladrones; a pesar de ello, y a los pocos días comenzaron a circular las monedas de oro robadas  por toda la ciudad de Valladolid y otras de Michoacán.

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